En el corazón de la península ibérica, existe un lugar único que desafía las fronteras convencionales entre España y Portugal. Se trata de Olivenza, un pueblo que ha logrado mantener una identidad propia, caracterizada por una doble nacionalidad para sus habitantes. Esta singularidad ha convertido a Olivenza en un ejemplo de coexistencia pacífica y respetuosa entre dos naciones que, a lo largo de la historia, han tenido sus diferencias. Sin embargo, en este pequeño pueblo, la frontera no es un obstáculo, sino más bien un puente que une a ambos países y culturas. A continuación, exploraremos la historia y la realidad de este lugar excepcional, que nos invita a reflexionar sobre la noción de frontera y nacionalidad en nuestra época.
La frontera sin fronteras: Olivenza, un pueblo con dos corazones y dos nacionalidades
En el sur de España, en la provincia de Badajoz, se encuentra un pueblo que divide y une a dos países: España y Portugal. Olivenza es un lugar único, donde la historia y la cultura se entrelazan de manera fascinante, y sus habitantes gozan de una característica curiosa: la doble nacionalidad.
La historia de Olivenza
Las aguas del embalse más grande de Europa occidental, el de Alqueva, bañan las tierras de Olivenza, donde se han sucedido diversas culturas desde la época del Neolítico. En el siglo XIII, Alfonso IX conquistó la provincia de Badajoz y entregó territorios a la Orden de los Templarios, quienes se establecieron en la zona. Sin embargo, en 1297, el rey Dionisio I de Portugal acordó con la reina regente de Castilla, María de Molina, que le entregase las tierras fronterizas a cambio de no apoyar a sus enemigos durante las guerras civiles en Castilla y León.
De esta manera, Olivenza pasó a manos portuguesas y se convirtió en una plaza militar fronteriza. Bajo el control luso, se construyó la primera muralla del pueblo, el alcázar y la torre del Homenaje. Olivenza fue portuguesa durante siglos, hasta que en 1801, Napoleón ordenó invadir Portugal, y España aprovechó para firmar un tratado y recuperar las plazas militares tomadas por el país luso.
Un pueblo, dos nacionalidades
Con toda esta larga historia detrás, Olivenza se presenta como un lugar donde confluyen las culturas portuguesa y española. Muchos de sus vecinos se sienten parte del país vecino, y las calles tienen doble toponimia. Los más mayores hablan el dialecto bautizado como portugués oliventino.
El sentimiento de pertenencia a Portugal es tan fuerte que los habitantes del pueblo pueden obtener la nacionalidad portuguesa y participar en la vida política de la nación lusa, por ejemplo, en los procesos electorales.
Un pueblo digno de visitar
Más allá de esta llamativa curiosidad, Olivenza es un bonito pueblo digno de visitar. Sus edificios y monumentos dan testimonio de su larga historia, como el alcázar y la torre del Homenaje, el Puente de Ayuda, el Palacio Municipal y las iglesias de Santa María del Castillo y de Santa María Magdalena.
En la zona también encontramos espacios naturales donde hacer planes al aire libre, como la Sierra de Alor y el lago Alqueva.
Cómo llegar a Olivenza
El trayecto en coche desde la ciudad de Badajoz hasta Olivenza es de alrededor de media hora por la EX-107, mientras que desde Mérida asciende a 1 hora y 10 minutos por la A-5.
No te pierdas la oportunidad de visitar este pueblo único y descubrir su rica historia y cultura.
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