El misterioso cementerio de trenes abandonado, un tesoro histórico que abre sus puertas al público

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El misterioso cementerio de trenes abandonado, un tesoro histórico que abre sus puertas al público

Después de años de abandono y misterio, el cementerio de trenes más grande y emblemático del país por fin abre sus puertas al público. Ubicado en un lugar remoto, este tesoro histórico ha estado oculto a la vista de los curiosos durante décadas, guardando secretos y leyendas sobre su pasado. Ahora, gracias a un proyecto de restauración y puesta en valor, los visitantes podrán disfrutar de un víaje en el tiempo a través de los años dorados del ferrocarril, descubriendo los restos de máquinas y vagones que alguna vez recorrieron el país. ¿Qué historias esconden estos trenes abandonados? ¿Cuál es el secreto detrás de su abandono? Acompañanos en este viaje a la memoria y descubre el fascinante pasado de este lugar.

Abandonados en el tiempo: El cementerio de trenes de Uyuni, un tesoro histórico descubierto

A más de 8.800 kilómetros de España, en el corazón de Sudamérica, se pueden encontrar impensables maravillas. Bolivia es el único país del continente sin salida al mar, pero los enclaves que hay en el Altiplano son algunos de los más impresionantes del mundo. Probablemente, el más conocido de todos sea el Salar de Uyuni, aunque muy cerca de él se encuentra una auténtica joya no tan conocida.

En el gigantesco desierto de sal podrás contemplar atardeceres y estampas inolvidables, pero justo antes de adentrarte en la monumental salina, a las afueras de la propia ciudad de Uyuni, puedes encontrar un cementerio de trenes que deja perplejo a todos los turistas. Locomotoras y vagones abandonados a la merced del clima y el paso del tiempo se concentran en este lugar tan tétrico a la par que fascinante.

La historia del cementerio de trenes de Uyuni

La historia del cementerio de trenes de Uyuni

En el año 1872 comenzó la construcción de la línea ferroviaria que uniría Uyuni con la ciudad chilena de Antofagasta, a orillas del Pacífico. Durante el resto del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, los trenes partían desde las entrañas de Sudamérica rumbo a la urbe costera transportando todo tipo de materiales, como plata, cobre o estaño extraídos en las minas cercanas a la población boliviana.

En la década de 1940 las empresas mineras de Uyuni cayeron en bancarrota y abandonaron las instalaciones, lo que también incluyó las decenas de locomotoras y vagones que hasta ese momento habían llevado minerales a la costa de Chile. Desde entonces, casi un centenar de trenes se han mantenido a las afuera de la ciudad, sufriendo durante más de ocho décadas las inclemencias del extremo clima de Bolivia.

El óxido se ha convertido en el protagonista de este tétrico y lúgubre cementerio, aunque lo siniestro del lugar no ha evitado que la mayoría de turistas que se acercan al Salar de Uyuni hagan una parada en él. De hecho, muchos incluso entran a los vagones, algunos de ellos muy vandalizados, para conocer más a fondo los defenestrados trenes.

Un tesoro turístico

Este curioso cementerio de trenes es el más grande de todo el mundo, y por ello se ha convertido en una de las principales atracciones turísticas de la zona. Los turistas quieren fotografiar las oxidadas locomotoras, que contrastan al extremo con lo inhóspito del lugar en el que están abandonadas a su suerte y con la cercana ciudad de Uyuni.

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Marina Ramírez

Soy Marina, una autora apasionada por la actualidad nacional española. En Diario Online, un periódico independiente, comparto mis análisis y opiniones sobre los eventos más relevantes de nuestro país. Con mi pluma perspicaz y mi compromiso con la verdad, busco ofrecer a los lectores una visión objetiva y completa de la realidad que nos rodea. ¡Acompáñame en este apasionante viaje a través de las noticias más importantes de España!

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