- RUMORES de Shock: Imperio Austrohúngaro en Crisis en 2024
- RUMORES de Shock: Imperio Austrohúngaro en Crisis en ¿Qué sucedió que llevó al imperio a la ruina?
- Las canciones de Rumores, lo nuevo de Espanto, editado por Austrohúngaro son excelentes
- Fotografía de Espanto Austrohúngaro
- Buscando nuestro lugar en la cara B
RUMORES de Shock: Imperio Austrohúngaro en Crisis en 2024
En un giro sorprendente y completamente inesperado, se han filtrado rumores sobre una crisis sin precedentes que afectaría al Imperio Austrohúngaro en el año 2024. Aunque es importante destacar que este imperio dejó de existir hace más de un siglo, los rumores han generado un gran revuelo en los círculos políticos y diplomáticos. A continuación, exploraremos las posibles implicaciones de esta noticia y trataremos de separar la realidad de la ficción en este sorprendente desarrollo.
RUMORES de Shock: Imperio Austrohúngaro en Crisis en ¿Qué sucedió que llevó al imperio a la ruina?
La palabra eclecticismo es hortera y tiene un punto simplista. Variado suena a menú de final de curso… sinónimos para definir lo especiado, lo que escapa a lo recurrente, no es masivo, pero tampoco tan experimental que acaba siendo errático. Así que, al final, lo que importa, como siempre, son las canciones.
Las canciones de Rumores, lo nuevo de Espanto, editado por Austrohúngaro son excelentes
Una intro de radio y cajas de ritmo, de campos magnéticos al azar para comenzar con Están aparcando, con su sonido yeyé, bien arreglado, con un arreglo de sintetizador espumoso, aireado, que lleva a Shelly y la Nueva generación pasada por una rítmica apócrifa.
Los teclados brumosos de Cómo fue, como una especie de Décima Víctima con síndrome de los cuarenta, pasando de lo orgánico a el frío, a esa maniquea manera de recordar a los cantos de las sirenas ochenteras.
De Logroño al Cantábrico es una cuestión de nacional y paciencia. Esa mixtape tiene una buena letra y muchas voces de Raudive que arrancan con El último rumor, pop preciosista, con batería programada, con esa manera de cantar de Teresa Jimeno que recuerda a esos tiempos felices en los que escuchábamos a The Postal Service.
Fotografía de Espanto Austrohúngaro
Un fraseo cic lístico, amoroso y aislado, que nos lleva hasta Estilo, con las primeras guitarras eléctricas asalvajadas, con una electrólisis nipona, bailable como si trajeras a Poison Ivy a prepararte las programaciones y terminaras pidiéndole a Rossana Díaz Costa que te ayudara con las letras.
En la ciudad de mármol había un bar que se llamaba Bossa Nova y una noche me encontré cara a cara con el cantante de Flamin' Groovies, le pregunté por los Espanto y me guiñó el ojo. Es como descubrir que el Ebro pasa antes que por tu casa por otros sitios. Así que ahí está Mi río, que no es de nadie, solo un tiovivo melódico y nutritivo que tiene un punto de Kiev cuando nieva y otro de Vainica Doble.
A punto de darle la vuelta al vinilo, con Lorito, la voz más afterpunk de Luis F. Bayo y un piano del Gérard Jouannest siglo XXI.
Buscando nuestro lugar en la cara B
Filtros resonantes, con Tesla armonizando la voz de Teresa, prometiendo que los campos y las ondas serán el futuro de los robots enamorados. Percusiones de vasos sobre mesa, de Vía satélite alrededor de Canut&Berlanga, agencia española de recepción de señales.
La constante de Planck convertida en inspiración para atrapar los sintetizadores del primer Battiato.
Cotidianidad sintética, melodías de parsimonia íntima, electricidad contenida, belleza construida sobre capas de comunicación. Belleza sincera.
Más angelical y líquido, más Cocteau Twins suena La voz y llegamos a las cajas de ritmo con ganas de jugo tropical, así que tenemos un poco Gloria Lasso pasando por el tejemaneje de lo urbano en Rumor de fondo.
Melodías compactas y deseos por llegar en El temblor de las palabras. Y, de pronto, bombo ligero a negras y una pista de baile que se abre sin pedir permiso, que manipula los botones de las máquinas hasta que el DJ gana el accésit en un concurso de deletreo.
Nos acercamos al final con Pájaros, el más narcótico de los temas, como una versión imposible de Dali's Car, hipnóticos junto al Espolón. Se golpean contra la Gota de Leche, se arman de contemplación frente a la voz de Luis, muy Gary Numan, en El rumor del río.
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