Ángel Llácer confiesa que notó la muerte sobre su hombro y necesitaba despedirse de sus seres queridos
En una sorprendente confesión, el popular presentador de televisión Ángel Llácer ha revelado que llegó a sentir la presencia de la muerte sobre su hombro, lo que lo llevó a tomar la difícil decisión de despedirse de sus seres queridos. Según relata el propio Ángel Llácer, esta experiencia le hizo tomar conciencia de la fragilidad de la vida y le llevó a valorar aún más el tiempo que pasa con sus seres queridos. En una entrevista emocionante, Llácer abre su corazón y compartió con el público este momento íntimo y emocional, que lo llevó a reevaluar sus prioridades y a enfocarse en lo que realmente importa en la vida.
Àngel Llácer revela su lucha contra la muerte y su necesidad de despedirse de sus seres queridos
Después de meses de lucha contra la enfermedad, el presentador Àngel Llácer ha vuelto a la televisión para compartir su experiencia más difícil: la lucha contra la muerte.
Un viaje a Vietnam que cambió todo. Àngel Llácer viajó a Vietnam a comienzos de año, pero no siguió las recomendaciones de no beber agua ni comer productos en la calle y no higiénicos. Pensó que a él no le pasaría nada, pero se equivocó.
El 13 de abril, empezó un calvario que a punto estuvo de terminar con su vida. Se me instaló la muerte sobre el hombro, la notaba. Era como un canto de sirena que me decía: 'ven conmigo y todo esto terminará.
En una entrevista publicada por Lecturas, Àngel Llácer cuenta todo el proceso sufrido, desde que comenzó a sentirse mal y acudió a un hospital en Madrid, hasta que le dijeron que en una de sus operaciones o salía sin pierna o salía muerto.
La bacteria que se alojó en su pierna se comió el 30% de su gemelo. Al principio, me cerraron (los médicos) pero yo seguía pensando que iba a morir, que eso no había acabado.
Fue el momento en que pensó que iba a morir. El bicho seguía campando y si te come un órgano vital, adiós. Me dijeron que en esta operación o salía sin pierna o no salía.
Allí comenzó a plantearse la despedida. Necesitaba hablar con mis seres queridos. Yo quería decir adiós. Le dijo a su madre que se instalara en su casa si algo le pasaba. Mi obsesión era que mis padres no se convirtieran en unos padres amargados. Yo les explicaba que soy un hijo de 50 años que ha vivido intensamente y ha querido mucho. Me iba contento.
Superó la operación, pero comenzó un doloroso camino para recuperarse. He tenido que aprender a caminar de nuevo. Camino lento, no puedo saltar ni subir escaleras.
Para recuperarse, necesitó paciencia y mucha ayuda. Una mujer en casa me duchaba, me llevaba al baño y dije: 'Yo no quiero esto'. El día que logré ir al baño solo lloré.
Àngel requirió de silla de ruedas y luego de muletas. A cambio, ha recibido cientos de mensajes de afecto que ni siquiera ha podido responder, tal cantidad era. Yo no puedo devolver el amor que recibo. Me vi sobrepasado. Y el amor es el que me hizo seguir adelante.
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