Tres generaciones unidas en la trampa: la estafa de la carta de Pokémon y los billetes del Monopoly que engañó a mayores y menores

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Tres generaciones unidas en la trampa: la estafa de la carta de Pokémon y los billetes del Monopoly que engañó a mayores y menores

Una estafa sin precedentes ha conmocionado a varias familias, engañando a personas de todas las edades. La trampa se basaba en la venta de objetos aparentemente valiosos, como cartas de Pokémon y billetes del Monopoly, que eran en realidad falsificaciones. Esta fraude ha afectado a tres generaciones de una misma familia, demostrando que nadie está a salvo de caer en este tipo de engaños. En este artículo, exploraremos cómo se llevó a cabo esta estafa y cómo las víctimas cayeron en la trampa.

Tres generaciones unidas en la trampa: estafa Pokémon y billetes de Monopoly engañan a mayores y menores

Tres generaciones unidas en la trampa: estafa Pokémon y billetes de Monopoly engañan a mayores y menores

El mercado de las cartas y los cromos de Pokémon ha evolucionado de ser algo para niños a convertirse en un negocio millonario donde se llegan a pagar miles de euros por una sola carta. Las cartas de jugadores de fútbol americano o baloncesto en Estados Unidos son un ejemplo de esto, pero en un ámbito más global, la colección de Pokémon es una de las más populares de la historia.

Una oferta sorprendente

Emitida por primera vez en 1997, la serie de Pokémon es una de las más populares de la historia, por lo que algunas de sus cartas están muy cotizadas. Un austriaco de 28 años publicó una oferta donde solo tres cartas originales (de Sprigatito, Floragato y Crocalor) tenían un precio de venta de 110.000 euros. Esta cantidad puede parecer desorbitada en un primer momento, pero hay personas que están dispuestas a pagar aún más dinero por cartas de dicha colección, sobre todo cuando se trata de cartas originales y con muchos años detrás.

El riesgo de la estafa

Que se mueva tanto dinero también genera riesgos, con la posibilidad de ser estafado siempre presente. Esto suele pasar de manera online, donde las transacciones se producen sin apenas contacto directo entre los involucrados, pero, como vivió el hombre mencionado anteriormente, en las ventas físicas tampoco se está a salvo.

La trampa en Turín

La historia dio comienzo cuando el joven austriaco fue contactado por redes sociales por un hombre de origen sinti que hablaba perfectamente italiano, quien pidió una bajada del precio en 5.000 euros, rebajando la cantidad inicial de 110.000 euros a los 105.000 que finalmente acordarían. El vendedor aceptó y quedaron en encontrarse en Turín.

Con una venta de tal magnitud, hacerla online hubiese acarreado muchos riesgos, por lo que la opción de verse en persona y ahí realizar la transacción parecía, en un primer momento, mucho más segura. Con esto en mente, el vendedor cogió un vuelo desde Viena, capital de Australia, hasta Turín, donde había quedado con el supuesto comprador.

La estafa

Todo transcurría con normalidad y, así, llegó el momento de cerrar el negocio. El coleccionista austriaco fue el primero en enseñar su parte, mostrando en maletín con las tres cartas de Pokémon dentro; poco después, el falso comprador le mostraba los 105.000 euros en efectivo, dinero que el vendedor comprobaba para verificar que no había ningún problema.

Realizada la transacción, ambos protagonistas se quedaron manteniendo una conversación normal, momento en el que el cómplice del estafador modificó las bolsas, cogiendo la del dinero real y cambiándola por otra llena de dinero ficticio, más concretamente del Monopoly.

La sorpresa

Tomamos un café, cogí mi bolso y salí del apartamento, contaba la víctima, pensando que ya había terminado. La sorpresa llegó cuando, de vuelta en la habitación donde se estaba alojando junto a su pareja, abrió la bolsa para ver el dinero, momento en el que se dio cuenta de que los billetes eran falsos. La gran montaña de billetes reales que había visto anteriormente, ahora eran billetes que tenían el sello del Monopoly.

Inmediatamente, llamó al estafador, pero este aparecía desconectado, razón por la que acudió directamente a la comisaría más cercana para denunciar lo ocurrido. Las autoridades se encuentran buscando a estos estafadores, pero el coleccionista austriaco ha perdido tanto las cartas como el dinero.

Jorge Vidal

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