- La socialdemocracia aborda la cuestión de la inmigración ilegal: un tema complejo y conflictivo
- La socialdemocracia se refina su discurso sobre inmigración irregular
- Congreso de los Socialistas Europeos: un tema complejo y conflictivo
- Pedro Sánchez aborda la cuestión de la inmigración irregular en África
- La socialdemocracia abandona su discurso inclusivo y se alinea con la centroderecha
- La socialdemocracia se adapta a la realidad
En un giro significativo, la socialdemocracia se enfrenta a un desafío crucial en su enfoque hacia la inmigración ilegal, un tema que ha generado intensos debates y divisiones en la sociedad. Ante la complejidad y el conflicto que rodean esta cuestión, es fundamental adoptar un enfoque más objetivo y neutral, que permita abordar las implicaciones y consecuencias de esta realidad sin caer en la polarización ni la estigmatización. En este sentido, la reescritura del título de la noticia busca ofrecer una perspectiva más equilibrada y respetuosa, que permita analizar y comprender mejor este tema tan controvertido.
En el Congreso del Partido de los Socialistas Europeos (PES) celebrado en Roma en marzo, se abordó un tema complejo y conflictivo: la inmigración irregular. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, sorprendió al admitir la necesidad de poner coto a la inmigración irregular y hablar abiertamente de deportar a quienes lleguen a España por cauces ilegales.
Es imprescindible el retorno a sus países de quienes han llegado a España irregularmente, dijo Sánchez, asociando la inmigración irregular con otros delitos como tráficos ilícitos de toda clase o el terrorismo. Sus palabras se alejan del tradicional discurso inclusivo de los socialistas y se alinea con las tesis defendidas por el PP.
Pedro Sánchez aborda la cuestión de la inmigración irregular en África
Durante su gira africana, Sánchez firmó acuerdos con Mauritania, Gambia y Senegal para fomentar la inmigración regular. Sin embargo, su posicionamiento no solo le lleva a una coincidencia con postulados del PP, también le aproxima al actual discurso global de la socialdemocracia occidental, que poco a poco ha ido abandonando sus tesis más inclusivas en materia de inmigración para acercarse al discurso de la centroderecha.
Según el politólogo Moisés Ruiz, la socialdemocracia nace ideológicamente para dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos y, si se aleja de ellos, se debilita como ideología política. La realidad es que las socialdemocracias europeas están adaptando su discurso porque están viendo que la realidad las está superando.
Uno de los ejemplos más nítidos y actuales lo encontramos en Alemania, donde el canciller Olaf Scholz ha apostado por deportaciones masivas de inmigrantes irregulares. Tendremos que hacer todo lo posible para garantizar que aquellos que no pueden o no se les permite quedarse en Alemania sean repatriados y deportados, afirmó.
La socialdemocracia nórdica también está experimentando ese viraje tras fracasar su modelo integrador, que ha convertido los barrios de algunas ciudades en auténticos guetos. La primera ministra de Suecia, Magdalena Andersson, ha reconocido que el fracaso en la integración de los inmigrantes ha creado dos sociedades paralelas en nuestro país.
En Dinamarca, la primera ministra Mette Frederiksen comenzó a endurecer las leyes de extranjería, especialmente para inmigrantes no occidentales, y ha demolido barrios que se habían convertido en focos de delincuencia. Cada vez está más claro que el precio de la globalización no regulada, de la inmigración masiva y de la libre circulación de mano de obra, lo están pagando las clases más bajas, ha declarado.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau, otra de las caras más amables de la centroizquierda, ha recogido ese guante al otro lado del Atlántico y ha apostado por reducir el número de trabajadores extranjeros, animando a las empresas a invertir en producto nacional.
Según el politólogo Moisés Ruiz, la socialdemocracia ha pecado de 'buenista' en materia de inmigración y ahora tiene que dar respuesta a lo que su electorado demanda. Tiene que saber leer la realidad y adaptarse a las necesidades de sus votantes.
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