Manteros enfrentan a la autoridad en el corazón de Barcelona: resistencia en medio de una gran operación policial y multas recordadas

Manteros enfrentan a la autoridad en el corazón de Barcelona: resistencia en medio de una gran operación policial y multas recordadas

En el corazón de Barcelona, una gran operación policial desplegada para controlar el comercio ambulante ha generado una fuerte resistencia por parte de los manteros, quienes se niegan a abandonar sus puestos de venta. La operación, que ha movilizado a decenas de agentes, ha concluido con la imposición de multas récord a los vendedores ambulantes que se negaron a desalojar el área. La tensión ha sido palpable en las calles del centro de la ciudad, donde los manteros han enfrentado a la autoridad con valentía y determinación, exigiendo el derecho a trabajar y a mantener sus negocios en el lugar que han ocupado durante años.

Desafío a la autoridad: manteros de Barcelona no se rinden ante multas y control

En la emblemática plaza de Catalunya de Barcelona, los manteros siguen resistiendo a pesar de la persecución policial y las multas. El gobierno municipal de Jaume Collboni ha redoblado el control sobre los vendedores ambulantes, pero estos no se rinden.

Según datos municipales, durante el primer semestre del año, los agentes pusieron 23.218 denuncias por venta ambulante irregular en la capital catalana, casi el doble que en el mismo período de 2023, cuando se impusieron 12.959. Además, desde 2022 las multas han aumentado un 114%. Sin embargo, a pesar de esta presión, los manteros siguen estando ahí.

La estrategia de supervivencia

Marta, trabajadora en una oficina de la plaza, cuenta que los ve prácticamente día sí, día no cuando baja del autobús, sobre todo en la esquina con Portal de l'Àngel. Otro trabajador de la céntrica plaza, que prefiere permanecer en el anonimato, afirma que aunque estos vendedores ambulantes no desaparecen, desde hace dos años atrás la situación del 'top manta' se ha calmado. Saben la hora en la que está por aquí la policía y como se conocen se evitan, apunta.

Una dependienta de una tienda de ropa, que también prefiere no revelar su nombre y que lleva tres años trabajando por la zona, afirma: Ahora los veo más agrupados, sobre todo, en el metro. Y añade que cuando ven que hay presencia policial en la plaza de Catalunya cogen el metro y se van a otras paradas próximas, como Urquinaona o Universitat.

La respuesta del Ayuntamiento

Desde el Ayuntamiento, el teniente de alcaldía de Seguridad, Albert Batlle, en la Comisión de Presidencia y Seguridad de julio, reconoció que el 'top manta' no se ha erradicado del todo, pero aseguró que es un fenómeno absolutamente controlado. También dijo que es a día de hoy un problema residual y que el Pla Endreça prevé disponer de más efectivos “donde hace más falta”.

La voz de los manteros

Lamine Sar, portavoz del Sindicato de Manteros de Barcelona, confirma que ahora la policía se lo pone más difícil, pero explica que los vendedores de falsificaciones -la mayoría de ellos jóvenes- tienen que buscarse la vida por la calle para trabajar. Y es que no no tienen otros recursos al no poder cobrar el paro, no tener acceso a los servicios sociales y tampoco poder empadronarse, apunta.

Lamenta que, desde que Collboni está al frente del Ayuntamiento, hay mucha más persecución policial y relata que la manera de proceder de la Guardia Urbana es esconderse, vestirse de paisano y correr hacia ellos. Es entonces cuando se ven obligados a recoger sus mantas y salir corriendo para esquivar a los agentes y la multa. Es una sensación frustrante, asegura.

La crítica a la política de denuncias

Sar pide al gobierno municipal tener voluntad política para favorecer la inclusión de estos jóvenes en el mundo laboral y retomar la mesa de diálogo. Esta se acordó durante la época de Colau y Collboni estaba sentado en ella como teniente de alcaldía. También señala que, en su opinión, la política de denuncia a la venta ambulante no autorizada es algo contraproducente. Multar a los manteros no es una buena solución porque no tienen dinero para pagar y tienen que volver a la calle para poder abonar el dinero de la multa, afirma.

La Sindicatura de Greuges

La Sindicatura de Greuges de Barcelona publicó en agosto un comunicado en el que aseguraba que las políticas impulsadas por el gobierno de Collboni para controlar la venta ambulante irregular en la capital catalana son insuficientes para garantizar los derechos de los manteros. Además, dijo que están agravando la estigmatización de este colectivo.

Según datos del consistorio, que recogió la sindicatura en un informe, desde la entrada en vigor del Pla Endreça, el porcentaje de pago de las multas por parte de los manteros es tan solo del 3,46%. Estos datos denotan la ineficiencia de la aplicación del procedimiento sancionador, tanto en el impago de las multas como a los efectos disuasivos que pueden tener, sostiene el documento.

Por ello, la organización que preside David Bondia insistió en la necesidad de incidir en las causas estructurales que provocan el 'top manta' y en conseguir la regularización administrativa necesaria para los manteros, con el objetivo de que puedan acceder al mercado laboral y abandonar la actividad ilegal.

La venta ambulante está regulada por el Decreto 162/2015, de 14 de julio, de venta no sedentaria. El artículo 4 recoge que, cuando se trate de vendedores extracomunitarios, deben acreditar disponer de permiso de residencia y de trabajo. Por tanto, el decreto no deja espacio al ejercicio de la actividad legalmente por parte de personas en situación administrativa irregular, como lo son la mayoría de los manteros.

Pero ellos, por el momento, ahí siguen, intentando sobrevivir y resistiendo a frentes abiertos: el de ciudadanos que piensan que dañan la imagen de Barcelona, el de los que -quién sabe si por fortuna o por esfuerzo o por una mezcla de ambos- están empleados en la misma zona legalmente, el de las marcas 'de verdad' o el de la Guardia Urbana, que hace su trabajo. Sus aliados, los clientes, pero también los que no se sienten molestos y quienes incluso empatizan con ellos.