La tensión en Oriente Medio pone en riesgo dos de las principales vías marítimas que conectan Europa con el resto del mundo

La tensión en Oriente Medio pone en riesgo dos de las principales vías marítimas que conectan Europa con el resto del mundo

En un escenario geopolítico cada vez más inestable, la tensión creciente en Oriente Medio ha generado una situación de alto riesgo para la navegación marítima en la región. Dos de las principales vías marítimas que conectan Europa con el resto del mundo, el Estrecho de Ormuz y el Canal de Suez, se encuentran en el epicentro de la inestabilidad, lo que pone en peligro el flujos comerciales y la estabilidad energética global. La situación es particularmente preocupante para la economía europea, que depende en gran medida del comercio marítimo para abastecerse de productos energéticos y bienes manufacturados.

Tensiones en Oriente Medio ponen en jaque rutas comerciales con Europa

Las tensiones en Oriente Medio están poniendo en jaque dos de las principales rutas comerciales con Europa, lo que podría afectar al suministro de crudo de la región y tener implicaciones a medio plazo en las economías global y europea.

Conflictos en Oriente Medio amenazan suministro de petróleo y gas

Los precios del petróleo acumulan tres días consecutivos de subidas en los mercados de futuros ante el temor a una escalada de las tensiones en Oriente Medio que acabe afectando al suministro de crudo de la región. La onza de oro, activo refugio por excelencia, cotiza en zona de máximos históricos (en el entorno de 2.680 dólares) y la volatilidad se extiende también al gas.

Escalada bélica en Oriente Medio pone en riesgo comercio marítimo y economía global

El choque entre Irán e Israel puede tener implicaciones a medio plazo en las economías global y europea, como un alza de la inflación que obligue a los bancos centrales a suavizar el giro de su política monetaria o a posponer las rebajas de tipos, o el riesgo de que se produzcan cuellos de botella y cortes en las rutas de abastecimiento por el Estrecho de Ormuz y por el de Bab el Mandeb, en Yemen.

El Estrecho de Ormuz, situado entre Irán y Omán, es la arteria natural por la que transitan el 30% del comercio mundial y el grueso de los hidrocarburos que se producen en el golfo Pérsico, área que acumula dos tercios de las reservas de petróleo conocidas y alrededor de un tercio de las de gas. Sus aguas están controladas por tres miembros del cartel de la OPEP+ (Emiratos Árabes, Omán e Irán) que bombean alrededor del 16% del crudo producido a nivel mundial, según datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés).

El estrecho de Bab al Mandeb, que separa Yemen (en Asia) de Yibuti y Eritrea (en el cuerno de África), conecta el océano Índico con el Mediterráneo a través del canal de Suez y es la ruta por la que transita el 12% del comercio marítimo mundial. A lo largo de los últimos meses este paso ha sido foco de los ataques contra buques comerciales perpetrados por los rebeldes hutíes, grupo armado islámico aliado de Irán que está en el punto de mira del gobierno israelí.

Problemas para el comercio marítimo

Cualquier escenario en el que el tránsito de mercancías por estos dos enclaves pueda verse afectado encarecería el precio del transporte vía fletes. Un ejemplo fue lo sucedido a finales de marzo de 2021 con el portacontenedores 'Ever Given', que quedó encallado cuatro días bloqueando el tránsito a través del Canal de Suez. Allianz calcula que aquel episodio pudo costar entre 6.000 y 10.000 millones de dólares a la semana al comercio mundial -por el desvío de buques a rutas alternativas- y restar entre dos y cuatro décimas a su crecimiento.

Impacto en las prioridades europeas y en su economía

Esta escalada bélica tras los primeros bombardeos de Israel a Beirut (Líbano) desde 2006 y después de que Irán disparase varios centenares de misiles balísticos contra suelo israelí puede agravar, además, la crisis económica en la región MENA (Oriente Medio y Norte de África), que ya se había iniciado a raíz de la ofensiva sobre Gaza. En este área, que se extiende de Marruecos a Irán e incluye a todos los países del Medio Oriente y el Magreb, se encuentran importantes socios comerciales para los Veintisiete.

El economista y diplomático Pablo Rupérez, director de Asuntos Europeos en LLYC, apunta a que la Unión Europea está en un momento de cambio desde políticas con prioridad en lo verde y digital hacia las centradas en seguridad y competitividad. Así, esta crisis puede centrar todavía más la atención en la seguridad. Tenemos un anillo de fuego alrededor con las guerras en Ucrania, Oriente Medio y Sahel, sostiene, y recuerda que hablar de seguridad implica también asuntos como el abastecimiento, la industria estratégica, la defensa o el control de fronteras.

La situación es preocupante si no se produce una desescalada, apunta Rupérez. El conflicto puede afectar a las empresas que mantienen relaciones comerciales con la región, a las que emplean las rutas que atraviesan ambos estrechos y, a las puertas del invierno, a aquellas que presentan una alta dependencia del petróleo para su funcionamiento.

Inversión débil y dependencia energética de España

La escalada de tensiones en Oriente Medio afecta a España por su dependencia energética, añade Javier Cuervo, profesor del grado de ADE en UNIE Universidad. España importa la mayoría de sus combustibles fósiles, lo que la hace vulnerable a fluctuaciones en los precios del petróleo y el gas, sostiene. Un conflicto prolongado en esta región, clave para el suministro energético mundial, aumentaría los costes de la energía, impactando directamente en la inflación y en el poder adquisitivo de las familias. Esta dependencia energética afecta al precio de producción de muchos sectores, lo que encarecería los productos y servicios básicos.