El mito de la 'Empresa de China': el plan fallido de Felipe II para conquistar China y establecer un imperio español en Asia.

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El mito de la 'Empresa de China': el plan fallido de Felipe II para conquistar China y establecer un imperio español en Asia.

En el siglo XVI, el Rey Felipe II de España concibió un ambicioso proyecto para expandir el Imperio Español hacia Asia, con el objetivo de conquistar China y establecer una empresa que le permitiera controlar el comercio y la política en la región. Sin embargo, este plan, conocido como la Empresa de China, resultó ser un completo fracaso. A pesar de la determinación del monarca español, la empresa no logró materializarse debido a una serie de factores, entre los que se encuentran la lejanía geográfica, la falta de recursos y la resistencia china. En este artículo, exploraremos los detalles de este proyecto fallido y cómo marcó el fin de las ambiciones españolas en Asia.

El plan fallido de Felipe II para conquistar China y establecer un imperio español en Asia

A finales del siglo XVI, el imperio español alcanzó la máxima expansión territorial de su historia, cubriendo grandes regiones de América, Europa, África y Asia. Sin embargo, un plan ambicioso del monarca Felipe II podría haber extendido aún más los límites del imperio español.

La Empresa de China: un proyecto secreto de conquista

La Empresa de China: un proyecto secreto de conquista

Fue Hernán Cortés quien, en 1526, planteó la idea de conquistar el Lejano Oriente después de la exitosa conquista de México sobre los aztecas. Sin embargo, el plan fue desechado hasta que Felipe II lo retomó a finales del siglo XVI. El monarca de la Casa de Austria encomendó a marineros, militares, comerciantes y religiosos que establecieran relaciones y recopilaran información sobre China desde la recién conquistada Filipinas, con el objetivo de valorar la conquista del gigante asiático.

Los avances en navegación y el descubrimiento de nuevas rutas conectaron la colonia de Filipinas con Nueva España (las colonias de España en América), lo que desempolvó el plan de invadir el interior del territorio chino. España veía un gran potencial en China, con nuevas fuentes de riqueza como el oro, la seda y las especias, así como la posibilidad de evangelizar todo un nuevo continente y aumentar la hegemonía española sobre otros imperios.

Un plan detallado para la conquista de China

Antes de la creación de la Empresa de China en 1588, se elaboraron informes sobre la viabilidad de la conquista. Estos informes valoraban al pueblo chino, su organización y capacidad militar, así como la posibilidad de encontrar aliados en la conquista. El jesuita Alonso Sánchez redactó un documento detallado sobre los pasos necesarios para conquistar China y la administración española del territorio posteriormente.

El plan requería reunir una armada hispano-portuguesa de 12.000 hombres acompañados por 6.000 filipinos y 5.000 japoneses. Desde las Filipinas, Nagasaki y el puerto portugués de Macao, los ejércitos de la empresa de China entrarían por Fujian y Guandong. En una segunda fase, la idea era abrir tan rápido como fuera posible una vía hacia Pekín para derrocar al emperador Wanli y tomar el control del país.

Las dificultades y el desastre de la Armada Invencible

Sin embargo, el plan no era nada sencillo y estaba plagado de contratiempos. La logística y las distancias eran de tal envergadura que hacían inviable que la conquista se realizase rápidamente, ya que podría haber llevado décadas. Además, los informes subestimaban la capacidad militar y la resistencia de la dinastía Ming a la presencia española en su territorio.

El debate interno entre jesuitas y militares sobre si era correcto impulsar la evangelización sobre una conquista violenta fue una de las claves para tumbar el proyecto. Sin embargo, el carpetazo definitivo se lo dio el fracaso de la Armada Invencible en 1588. En ese mismo año, Felipe II creó la Junta de la Empresa de China para evaluar los resultados y la eventual conquista de China, pero el fracaso de la Armada interrumpió las deliberaciones, acabando con el proyecto más ambicioso en la historia de la monarquía española.

Aunque Felipe II no pudo ni siquiera dar forma a su anhelada conquista asiática, la labor de la Empresa de China permitió a los españoles elaborar nuevos mapas, ampliar su conocimiento del mundo e iniciar sus primeros contactos con la cultura china. Sin embargo, su afán expansionista tuvo en estos años un punto de inflexión ante la complejidad de dominar, como lo hacía entonces, más de medio mundo.

Laura Ramírez

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