Adiós a la saliva como lubricante: Descubre las sorprendentes razones por las que no debes usarla para reducir el fricción

Adiós a la saliva como lubricante: Descubre las sorprendentes razones por las que no debes usarla para reducir el fricción

La saliva como lubricante es una práctica comúnmente utilizada para reducir la fricción en diversas situaciones, desde mecanismos hasta instrumentos musicales. Sin embargo, esta costumbre puede tener consecuencias inesperadas y peligrosas. A continuación, te presentamos las sorprendentes razones por las que debes dejar de utilizar la saliva como lubricante de inmediato. Descubre los riesgos ocultos y las alternativas más seguras que debes conocer para protegerte a ti mismo y a los demás.

La verdad sobre la saliva como lubricante: ¿Es un riesgo para tu salud?

¿Tu pareja se siente mal si no llegas al orgasmo? Los cambios hormonales, ciertos medicamentos, el uso de tampones… La lubricación natural de la vagina no está siempre garantizada, puede depender de varios factores independientemente de que estemos excitadas.

Pero, ¿qué sucede cuando la lubricación natural no es suficiente? Seguro que podemos identificarnos cuando, en un momento puntual, hemos podido recurrir a la saliva -propia o ajena- para que la penetración fuera más fluida. A diferencia del lubricante, está siempre disponible, no se agota y no tienes que estar pendiente de llevarla en el bolso.

Pero, ¿puede la saliva ser perjudicial para la salud de alguna manera? La respuesta es sí. Aunque tengamos la opción de recurrir a la saliva porque está a mano, no significa que debamos hacerlo. Si ha sido un apaño puntual, pase, pero hay varios motivos por los que no es recomendable repetir la experiencia.

Por qué la saliva no es un buen sustituto para los lubricantes

La lubricación natural, tanto del pene, como el líquido preseminal o la lubricación vaginal, ayudan a la penetración y a que la fricción no se convierta en algo incómodo o doloroso. El problema es que la saliva ni puede sustituirlos ni cumplir como los productos específicamente diseñados para esto.

Mientras que los lubricantes (ya sean a base de agua u oleosa) son más funcionales y duraderos, la saliva se seca rápidamente y es irritante. Lo que significa que, de usarla, nos arriesgamos a tener pequeños desgarros vaginales o anales, que además de ser muy dolorosos, son una vía de entrada a gérmenes que pueden derivar en una infección.

Además, en el ano, existe también el riesgo de que se dilaten las venas de la zona -las tristemente célebres hemorroides- por el roce o, directamente, una fisura.

Riesgos de infecciones y alteraciones en la flora vaginal

La saliva, al ser un fluido corporal, es el conductor perfecto de infecciones de transmisión sexual como la gonorrea o la clamidia, por ejemplo. Lo mismo ocurre con el herpes, que también puede presentarse de forma asintomática aunque no salgan llagas o ampollas en la boca.

Por cierto, si tenemos el virus del herpes labial podemos autocontagiarnos el herpes a los genitales con nuestra propia saliva. Y el ano no se escapa, ya que la saliva también puede desencadenar un proceso de inflamación con síntomas como ardor o picazón.

Funcionalidad de la saliva y su impacto en los genitales

Al tener enzimas que descomponen los alimentos, la saliva puede alterar la flora vaginal, un delicado equilibrio que ya sabemos que puede llevarnos a un crecimiento descontrolado de hongos (saludos de la candidiasis) o que puedas terminar con una vaginitis por el desequilibrio entre las bacterias 'buenas' y 'malas'.

Así que en esos casos, es preferible dejar la penetración para otra ocasión y no arriesgarse con la saliva. ¿Qué hay mejor que sea placentera y disfrutable para todos?