En un esfuerzo por abordar temas delicados con sensibilidad y respeto, nos enfocamos en una noticia que nos conmueve y nos hace reflexionar. La historia de una joven de Barberà es un ejemplo doloroso de cómo la violencia y el abuso pueden afectar la vida de una persona durante años. Lo que es más impactante es que, pese a pedir ayuda a allegados, no recibió la protección necesaria. En este contexto, es fundamental recordar que la forma en que se abordan estos temas es crucial, y debemos hacerlo con respeto y empatía, evitando el sensacionalismo y la victimización de las personas que han sufrido.
La lucha por la justicia: Una joven sobrevive a 13 años de abusos sexuales y pide protección para otras víctimas
Una joven de 23 años de Barberà del Vallès (Barcelona) ha declarado como testigo en el juicio en la Audiencia de Barcelona, relata su historia de abusos sexuales y violencia por parte de su primo, 18 años mayor que ella.
La verdad es dolorosa
La joven fue víctima de abusos sexuales desde los 6 hasta los 17 años, y fue prostituida por su primo. Pidió ayuda a sus amigos, a su tía y a sus padres, pero siguió siendo torturada, según el fiscal.
El peso de la silencia
La chica ha declarado que en algún momento deseó tener un accidente de coche con su primo para que todo acabara. También ha admitido que llegó a aceptar que su papel en la vida era ser abusada por su primo y prostituida con otros hombres.
La declaración
En una declaración de unas dos horas, la chica ha relatado de pe a pa y cronológicamente la evolución de los abusos, y en muchos momentos se ha emocionado y ha tenido que parar.
Los abusos comenzaron cuando la niña tenía 5 o 6 años, con tocamientos que su primo decía que eran normales y que la pequeña no sabía descifrar porque nadie le había dicho que aquello era malo.
El control de la vida de su prima también incrementó, castigándola cuando ella no pasaba más tiempo con él, haciéndole hacer prácticas sexuales que repugnaban a la niña, impidiéndole jugar al ordenador o que fuera a jugar con sus amigos.
La prostitución comenzó cuando la chica tuvo teléfono móvil, y el acusado la asedió todavía más a menudo, con mensajes continuos, y la situación se agravió cuando el acusado se trasladó a vivir muy cerca de casa suya a Barberà.
El juicio
La fiscalía pide 55 años de prisión para el hombre, que ha aceptado los abusos a la chica y a otra prima más pequeña, además de tener pornografía infantil, pero no la prostitución.
El acusado ha dicho que pide disculpas a las dos víctimas, a los familiares y a los amigos, y que está arrepentido de sus actos.
La defensa ha pedido 5 años y 4 meses de prisión, una indemnización de 18.000 euros a la prima grande y de 8.000 a la pequeña y una multa de 225 euros.
La lucha sigue
La joven ha acabado explicando que es lesbiana y que nunca ha tenido ninguna pareja masculina o relación sexual con hombres de forma consentida.
La víctima principal ha decidido no aceptar el pacto y ha decidido seguir adelante con el juicio para asegurarse de que su primo reciba la justicia que se merece.
La historia de esta joven es un ejemplo más de la lucha que muchas mujeres enfrentan en su vida diaria, y es importante que se siga hablando sobre estos temas para crear conciencia y evitar que estos abusos sigan sucediendo.
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