¿La dedicación es exclusiva? Descubre la realidad detrás de la creencia de que los loros son animales de una sola persona
La creencia de que los loros son animales de una sola persona es una idea arraigada en la cultura popular. Muchas personas creen que estos coloridos pájaros desarrollan una conexión emocional única con su dueño, lo que los hace exclusivamente leales a una sola persona. Sin embargo, ¿realmente es así? ¿La dedicación de un loro es tan incondicional como se cree? En este artículo, vamos a descubrir la verdad detrás de esta creencia y explorar la compleja relación entre los loros y sus dueños.
La verdad detrás de la creencia: los loros no son animales de una sola persona
Los loros, comúnmente conocidos como psitácidas, son animales exóticos que cambian su comportamiento natural cuando habitan en hogares. Es normal que se adapten al espacio doméstico, pero es importante proporcionarles un hábitat adecuado y la estimulación social y mental que necesitan, así como una correcta alimentación, para evitar problemas de comportamiento.
De hecho, según Roger Valls, cofundador de la asociación Avetropic y autor de Errebio, la afirmación de que los loros 'son aves de una sola persona' cuando viven en un entorno humano está muy extendida entre la comunidad de personas que conviven con estos animales porque es lo que suele verse habitualmente, pero no tendría porqué ser del todo así.
La creencia de la dedicación exclusiva
El experto en psitácidas y animales exóticos explica que, aunque no es fácil, todos los loros son capaces de mantener relaciones sociales positivas con todos los miembros del hogar. La creencia de que los loros tienen una tendencia natural a ser animales inclinados a relacionarse con un solo individuo proviene probablemente del hecho de que en la naturaleza son generalmente consideradas aves monógamas.
No son animales programados para relacionarse exclusivamente con otro individuo y crear un único vínculo social, añade Valls. Al contrario, son animales perfectamente capaces de integrarse en grupos sociales complejos y de aprender a relacionarse de forma apropiada con cada uno de los individuos que los conforman.
La socialización inadecuada y el emparejamiento involuntario son las dos causas principales por las que los loros se vuelven animales de una sola persona. El periodo de impronta y socialización, que tienen lugar en las edades más tempranas, son claves para el futuro desarrollo cognitivo y social de los animales.
Los loros socializados inadecuadamente suelen manifestar problemas de neofobia, deficiencias en sus habilidades sociales y muchas veces no reconocen su propia especie, improntándose en otras especies (como el humano) o incluso en objetos.
El criador debe asegurarse de que los animales no solo estén sanos, sino que deben haber sido expuestos a una gran variedad de estímulos físicos y sociales. La socialización con otros congéneres y el destete en bandada son importantes, ya que permiten que los loros aprendan a identificarse y a comportarse como loros que son.
Una vez destetados y emplumados, es fundamental que no solo socialice con un único cuidador, sino que lo haga regularmente y de forma similar con todos los miembros del hogar. De lo contrario, se producirán diferencias notables entre el comportamiento de unos y otros, lo que provocará una socialización preferencial.
En cuanto a la segunda causa, el emparejamiento involuntario, Valls explica que los loros pueden crear vínculos de pareja con sus cuidadores humanos, lo que desemboca en uno de los problemas más habituales de comportamiento cuando se mantiene a estos animales en cautividad: la agresividad.
Para evitar el emparejamiento involuntario, Valls recomienda limitar el acicalado humano-animal, incrementar la socialización con otros humanos, variar las formas de socialización, evitar ofrecer al animal potenciales sitios de anidación y ofrecerle numerosas oportunidades para el juego independiente, especialmente el forrajeo.
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