El resultado en Francia: ¿un golpe maestro o una victoria pospuesta? El 'no' a Le Pen no fue un abrazo a Macron

El pasado domingo, Francia vivió una jornada histórica en la que el electorado francés se pronunció en las urnas sobre el futuro del país. La victoria de Emmanuel Macron sobre Marine Le Pen en las elecciones presidenciales ha generado un debate sobre el significado real de este resultado. ¿Fue un golpe maestro de la democracia francesa que logró frenar el avance de la ultraderecha, o una victoria pospuesta que simplemente postergó el problema? Lo cierto es que el 'no' a Le Pen no significó un abrazo incondicional a Macron, sino más bien una opción por defecto para evitar un escenario peor. En este sentido, es necesario analizar los resultados y las implicaciones de esta elección para entender el verdadero sentir de la sociedad francesa.

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La victoria pospuesta: Macron supera a Le Pen, pero la izquierda gana el juego

Ya lo avisó Charles de Gaulle y quizá no le faltaba razón. Siempre elige la forma más difícil, en ella no encontrarás oponentes. Normalmente el camino más difícil, también será aquel que nos proporcione unos mayores beneficios, dijo el general como si supiera lo que iba a suceder en Francia en 2024, con unas legislativas abonadas a la sorpresa.

Emmanuel Macron escogió el camino más difícil tras las europeas, adelantando las elecciones a la Asamblea Nacional para dar la voz al pueblo, sostuvo, y frenar a la ultraderecha de Le Pen. Y la jugada le salió bien, pero. ¿por qué? Son muchos los motivos de unos resultados que casi nadie esperaba.

La gran pregunta es cómo se ha llegado hasta aquí

La gran pregunta es cómo se ha llegado hasta aquí

Con una maniobra de Emmanuel Macron no solo para ponerse a prueba a sí mismo, sino también las costuras de un sistema político francés que se ha fraccionado y con una opinión pública muy cansada. Es más, esta cita con las urnas se ha dado en un momento de máxima fatiga ciudadana, pese al auge de la participación.

Los franceses han acudido en solo un mes tres veces a votar: el pasado 9 de junio para las elecciones europeas, y el 30 de junio y este mismo domingo en las dos vueltas para las legislativas anticipadas. La desafección con la clase política es total, acorde con los expertos consultados durante estas semanas.

Sergio Príncipe, doctor en Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, explica que no hay que entender el rechazo a Le Pen como un voto a Macron, sino que el presidente y su espacio han tenido en muchos lugares un voto prestado porque la izquierda ha retirado sus candidaturas, y viceversa. El 'no' a Le Pen no ha sido un abrazo a Macron, insiste el profesor, que recuerda que RN -antes Frente Popular- lleva treinta años consolidando su base de votantes, desde los tiempos de Jean Marie Le Pen.

La izquierda gana, Macron 'noquea' a Le Pen, pero nadie tiene mayoría: el complicado laberinto para gobernar ahora Francia

Además, esta situación de un resultado inesperado por malo no es nueva para Le Pen, avisa Príncipe, porque su mirada está puesta en las presidenciales de 2027 y podría recuperarse, sobre todo si Macron es arrogante y no arma un Gobierno capaz de hacer política calle a calle. El macronismo se ha librado de la cohabitación con la derecha radical, pero tendrá que hacerla con la izquierda.

Francia entonces mirará en las dos direcciones: Será importante ver cómo se rearma Le Pen, pero también qué hace o qué no hace Macron, que puede llegar a dentro de dos años dejando un legado sobre cómo se frena a la ultraderecha. En sus manos está.

Daniel Gil, analista de The Political Room, sostiene que la clave fundamental ha sido la unidad de la izquierda porque se ha conseguido en tiempo récord y eso ha mandado un mensaje a la población, motivando la movilización electoral. El electorado de izquierda que votaba a Macron con la nariz tapada cada vez estaba más desencantado, resume. Aquí hay que tener en cuenta también el resurgimiento del Partido Socialista, rescatado por Raphael Gluksmann, concluye Gil.

Francia, con todo, queda dividida en tres bloques

En el primero, el Frente Popular sabe que goza de buena salud pese a los achaques. Se habla mucho de bloqueo con los resultados de Francia, pero esto es porque el país no está acostumbrado, por su sistema electoral, a funcionar con parlamentarismo, es decir, a llegar a acuerdos con fuerzas distintas. A pesar de las dificultades, el NFP puede empezar a gobernar, escribió Aldo Rubert, profesor de sociología política en la Universidad de Lausanne, que ve a la izquierda como la parte más generosa del panorama: Son los que han renunciado a más candidaturas para mantener firme el frente republicano frente a Le Pen.

Ahora la izquierda tendrá que encontrar su propios equilibrios si quiere acceder a Matignon, aunque de momento el macronismo no cede demasiado terreno. Jean Luc Melénchon quiere a uno de los suyos como primer ministro, pero Macron no cede; así, la solución puede pasar, como asegura Gil, por un perfil más cercano a la socialdemocracia, que pueda convencer a los liberales y también a la izquierda más radical. Empieza por tanto el juego de cromos, y el PS tiene en su haber ser una fuerza en auge, capaz de ser parte del Frente Popular y a la vez de entenderse con el macronismo.

Tres lecturas diferentes

Macron se sabe vivo, al menos de momento. La jugada le ha salido bien. Usó la estrategia del miedo para frenar a la ultraderecha tras las elecciones europeas, confiando en que desde la derecha moderada hasta la izquierda más radical unieran fuerzas frente a RN: deseo concedido. El bloque centrista ha resistido bien, reconocieron desde sus filas, con un segundo puesto que sabe a victoria sobre todo porque han aguantado bien en las grandes ciudades. París sigue siendo feudo macronista de una forma u otra y aunque para 2027 el espacio se tendrá que reconfigurar del todo y las cuentas ahora no son sencillas al presidente le sirve para poder tomar algo de aire.

Y Le Pen considera que la cosa no pinta tan mal para RN; solo es cuestión de esperar, insiste. Ve el resultado como una victoria en diferido porque sus datos son los mejores históricamente desde la fundación del Frente Nacional. La derecha radical va a más, pero los sistemas de doble vuelta se le resisten a la hora de alcanzar el poder. Achaca el hecho de quedarse cortos las alianzas antinaturales que ha hecho Macron con la izquierda, pero lo cierto es que resiste bien en las zonas rurales, sobre todo, con un discurso que apela a los trabajadores y a los sectores más desencantados de la población.

Gil también ve cierto alivio en la UE con los resultados de las elecciones, sobre todo porque se evita una cohabitación con Jordan Bardella, de RN, como primer ministro, algo que habría cambiado mucho el reparto de fuerzas en el Consejo Europeo (aunque el representante en el mismo fuera Macron, pero debilitado en ese escenario). Lo cierto es que Francia no está en una situación muy fuerte, habrá más inestabilidad política porque ningún bloque tiene mayoría, avisa, aunque reconoce que una figura del entorno del PS podría ser aceptada por todos. Macron ha sobrevivido, pero va a tener que aceptar igualmente una cohabitación, aunque más cómoda, con alguien del lado izquierdo del mapa ideológico, termina Gil.

En Bruselas la sensación es de calma después de todo; como Macron, la UE también ha salvado una bola de partido. Pero esa calma todavía no es el ingrediente fundamental para Francia. Un efecto colateral de lo sucedido este domingo es también la reconfiguración de la derecha radical en el futuro Parlamento Europeo. Y es que Patriotas por Europa, el grupo fundado por Viktor Orbán, ha sumado precisamente a la RN de Le Pen, así como a la Lega de Matteo Salvini. De este modo, alcanza los 80 escaños. Será tercera fuerza en la Eurocámara, con Vox en sus filas y habiendo absorbido a ID: algunas cosas empiezan de cero, en Francia y en Europa.

Jorge Vidal

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