En un informe reciente, se ha revelado que España ocupa el segundo lugar entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en cuanto a trabajadores afectados por el calor extremo en el lugar de trabajo. Según los datos, un 18% de los trabajadores españoles sufre temperaturas altas durante al menos la mitad de su jornada laboral, lo que supone un riesgo importante para su salud y productividad. Esta situación es especialmente preocupante en un momento en el que el cambio climático está aumentando la frecuencia y severidad de las olas de calor en todo el mundo.
El calor en el trabajo: un problema creciente en España y Europa
Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revela que España es el segundo país, después de Turquía, con más trabajadores que sufren por el calor en sus puestos de trabajo. El estudio destaca que un 25% de los trabajadores españoles están expuestos a altas temperaturas al menos la mitad de su jornada laboral.
La situación en España
Según el informe, las regiones españolas más afectadas por el calor en el trabajo son Murcia, Grecia Central, el Peloponeso (Grecia), el sur del Egeo (Grecia) y Asturias. Andalucía, Extremadura y Valencia también figuran entre las regiones con más del 25% de trabajadores expuestos al calor la mitad de la jornada.
La transición energética y el empleo: un desafío para la OCDE
El informe destaca que la transición energética va a afectar de manera fuerte a más del 25% de los empleos existentes, generando ganadores y perdedores. La OCDE pide intervención y redistribución para compensar las pérdidas que van a sufrir los trabajadores y consumidores más vulnerables.
El impacto de la transición energética
Según el informe, los sectores emisores van a reducirse a un ritmo superior al 2% anual entre 2019 y 2030 al aplicarse los planes para limitar el calentamiento global. Esto significa una cadencia de destrucción de empleos en esas actividades muy superior al 1% anual que se había constatado desde 2000.
La necesidad de intervención
La OCDE insiste en que para que sean aceptadas, las políticas climáticas tienen que convencer no solo de que son eficientes para reducir las emisiones de carbono, sino de que los costos y las oportunidades están repartidos de forma justa. La organización aconseja medidas específicas dirigidas para los trabajadores perdedores y consumidores vulnerables.
El costo de la inacción
Stefano Scarpetta, responsable de empleo de la OCDE, afirma que no es una opción viable paralizar las políticas climáticas por el impacto socioeconómico que tienen a corto plazo. El costo de la inacción sería mucho mayor, ya que algunos expertos han calculado que si no hubiera habido calentamiento climático desde 1960 el producto interior bruto (PIB) global podría ser ahora un 37% superior.
Los empleos verdes
Por otro lado, el informe destaca que los empleos verdes o vinculados con la transición energética representan en torno al 20% del empleo, de los cuales un 86% eran preexistentes pero cuyas habilidades se han visto alteradas por ese proceso o para los que hay nuevas demandas.
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