Antes de jugar, conoce a tus nuevos amigos: consejos para usar un área canina
Antes de dejar que tu perro disfrute de un día de diversión en un área canina, es fundamental que tengas en cuenta algunas precauciones importantes. Un área canina es un lugar donde se reúnen muchos perros y dueños, lo que puede generar un ambiente emocionante pero también peligroso si no se toman las medidas adecuadas. En este artículo, te brindaremos algunos consejos valiosos para que puedas disfrutar de una experiencia segura y agradable con tus nuevos amigos caninos.
Conoce a tus nuevos amigos: consejos para usar un área canina de manera segura
En la ciudad de Zaragoza, el Ayuntamiento ha creado un pipicán, un espacio diseñado para que los perros puedan interactuar y socializar con otros de su misma especie. Sin embargo, no todos los pipicanes son adecuados y no todos los perros son amigables. Es fundamental hacer un buen uso del pipicán y ser responsable con la personalidad y gustos de tu perro.
Los perros, como animales sociales, necesitan ver y relacionarse con otros de su misma especie. Aunque disfruten de nuestra compañía y del amor y cariño que les proporcionamos, requieren de esa parte de socialización para estar equilibrados. Es importante que, especialmente si solo convivimos con un perro, intentemos ir a sitios y lugares en los que sepamos que vamos a encontrarnos con otros canes.
Cómo evitar conflictos y estreses en un pipicán
Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de ir al pipicán es la preferencia de nuestro perro a la hora de interactuar con otros. Habrá canes que disfruten del juego y les guste relacionarse con otros perros, pero habrá otros que les sirva con olisquearse durante el paseo.
En el caso de los primeros, si optamos por ir a un área canina, es recomendable seguir algunos consejos que nos ayudarán a evitar conflictos y, sobre todo, a evadir situaciones que puedan resultar estresantes para nuestro perro (y los demás que estén en el pipicán).
Sonia Losada, educadora canina con más de trece años de experiencia, cuenta en uno de los episodios de su podcast Hablemos de perros lo importante que es saber entrar en un pipicán y, más aún, saber cuándo no hacerlo o irse.
Yo lo primero que hago es ponerme en la valla y esperar a que vengan los perros de dentro del área canina a olisquear a mi perro, relata. La gente muchas veces abre la puerta directamente y deja entrar a su peludo suelto, lo que puede provocar una situación de estrés, ya que vienen todos los perros corriendo a oler al nuevo.
Cuando veo que gestionan bien y que no hay malos rollos, entonces es cuando suelto la correa al suelo. No obstante, yo recomendaría entrar siempre con la correa puesta, sin soltarle y que se saluden para que, en el caso de que pase cualquier cosa, podamos guiar rápidamente a nuestro perro e irnos.
Consejos para un uso seguro del pipicán
Es fundamental esperar unos minutos para ver cómo se gestionan y cómo responde nuestro perro ante sus posibles compañeros de juego. Cuando veo que lo hacen bien y que no hay malos rollos, entonces es cuando suelto la correa al suelo, explica la experta.
Y por supuesto, hay que estar todo el rato mirándoles para comprobar que todo está bien y que, por ejemplo, no está uno todo el rato persiguiendo a otro y cerciorarnos de que se están respetando las señales entre ellos.
Es importante que no estén todo el rato corriendo unos detrás de otros y que deben también ser capaces de separarse y relajarse, olfatear el área, etc. Si no ocurre así, hay que irse, porque significa que están en una situación estresante, detalla.
Al final, para la educadora, es importante que el pipicán tenga el suficiente espacio como para que si un perro quiere alejarse de otro, pueda hacerlo y para que tengan también otras actividades que realizar, como olfatear, tumbarse, de manera tranquila.
Si todos los pipicanes fueran así, más grandes y más naturales, no habría tantos problemas o peleas entre perros.
A la hora de elegir entrar en un pipicán o no, hay que valorar mucho esto y, también, los perros que hay en ese momento dentro, siempre preguntando a sus dueños y, también, advirtiendo de cómo es el nuestro en caso necesario.
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