Christina Rosenvinge se presentará en el emblemático Monasterio de Veruela, en Zaragoza, el próximo 24 de agosto de 2024

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Christina Rosenvinge se presentará en el emblemático Monasterio de Veruela, en Zaragoza, el próximo 24 de agosto de 2024

La escena musical española se prepara para recibir a una de sus más destacadas artistas. La legendaria cantautora Christina Rosenvinge se presentará en el emblemático Monasterio de Veruela, ubicado en la provincia de Zaragoza, el próximo 24 de agosto de 2024. Este concierto será un evento único y especial, ya que Rosenvinge ofrecerá un repertorio que combinará sus más grandes éxitos con temas inéditos, en un entorno de gran belleza arquitectónica y historia cultural. No te pierdas la oportunidad de disfrutar de la voz y la música de esta artista excepcional en un lugar tan emblemático.

Christina Rosenvinge regresa a España con concierto en el emblemático Monasterio de Veruela

Disfrutar de un disco magnífico como Versos Sáficos en un escenario como el Monasterio de Veruela es un lujo al alcance de pocos. Dentro del ciclo organizado por la Diputación Provincial de Zaragoza en el Veruela, un lugar siempre cercano a la poesía y a las manifestaciones artísticas, en la zona donde Aragón se convierte en frontera, donde los ángeles se acercan desde Soria y descansan en el Moncayo a la espera de la enésima convocatoria.

Rosenvinge, en formato trío, delicada y mediterránea, ajena a las modas, creando su propio canon, revisando un cancionero teatral que, en esta ocasión, mutaba hacia un folk de semillas, una tierra sin tierra, una electricidad capciosa, sin más percusión que la de los corazones acumulados y las cajas de resonancia de sus instrumentos.

Un concierto único en el Monasterio de Veruela

Un concierto único en el Monasterio de Veruela

Como un triángulo isósceles, Christina se colocó en el vértice principal, unas veces con una guitarra eléctrica sostenida por dedos ausentes, rasgada como la distracción del que atrapa la canción en el aire y, en los otros dos vértices, flanqueada por la guitarra de Amaia Miranda y el contrabajo de Magalí Datzira, oscuras presencias que promovían el panteón politeísta.

Abrió, eso sí, con Canción del eco, de su disco La joven Dolores, que empastaba perfectamente con la temática de Egeo y vino tinto, de huida y pasión que iba a retumbar en todo el repertorio. La belleza de Narciso, como un primer personaje del viaje que estaba por llegar.

Fue el único momento en el que Magalí utilizó el arco en el contrabajo. Porque en el siguiente tema Himno a Afrodita, la rítmica electrónica que emanaba la grabación en estudio mutó a un triunvirato orgánico, donde las maderas hacían de percusión y las voces de cámara de eco.

Un repertorio emotivo y sensual

La dulzura de una Nina Simone enfundada en láudano llegó con el segundo tema de Versos Sáficos con Hoy duermo sola. Bailes, cervatillos y pelos oscuros. Los juegos vocales eran fundamentales en la austeridad de arreglos. Adaptados los temas sin batería ni teclados, las herramientas eran suficientes («Luna menguante… luna menguante`).

Uno sabe que no es una nana Pajarita, que es un momento especial para los aminoácidos, para el bolero de Andrea, con esos guiños hacia Violeta, la que se fue a los cielos. Que Canción de amor es una de las canciones de la década es algo indiscutible.

Apuntamos referentes: Amaia sacando el lado más lorquiano de la calle de la Cera, con esa herencia que han encumbrado Lorena Álvarez o Silvia Pérez Cruz. Nunca pensamos que alguien que definió el canon con los Subterráneos o sus años neoyorquinos, nos devolvería la esencia más pura del fuego peninsular.

Un concierto que revive la esencia del fuego peninsular

El trío siguió recorriendo los temas de Versos Sáficos, pasando por La manzana donde Magalí estuvo más cerca de Barry Adamson y la parte más pop con Poema de la pasión, singular con sus toques de aceites esenciales y nylon de guitarras llenas de máculas. El último de los temas del disco dedicado a la poeta Safo fue la minimalista Ligera como el aire. Sensual y nocturna, esperando la caída de la tarde desde la isla de Hidra.

Después de revisar su magnífico último LP, la Rosenvinge preparó unas cuantas canciones más de su repertorio anterior adaptadas a los arreglos y la temática, en un ambiente entre personajes de Mary Orr y recetas de tramadol para Marianne Faithfull: de Un hombre rubio nos ofreció Ana y los pájaros y de Lo nuestro La absoluta nada.

Otro de los momentos claves fue cuando interpretó Romance de la plata, el tema que unió al fantasma de su padre y la heredera, Rocío Márquez. Sin más bronquio en las guitarras y los candiles, resultó emocionante la mutación exigida por el momento y el lugar.

Un concierto emotivo y memorable

Antes del bis llegó La flor en la vía, también de Un hombre rubio. El eco de las ciudades en llamas, quizá el momento más Anita Lane de todo el concierto. La cofradía del dolor como cantan Karen y los Remedios.

El bis, pues Christina sola interpretando La distancia adecuada y el cierre, monumental, generacional, Tú por mí, del primer LP de Christina y los Subterráneos.

Intento recordar, aquella noche de sábado en la Sala En Bruto, ella presentaba Mi pequeño animal y cantó la canción sobre un barco de cristal. Todo aquello se ha hecho pedazos y, al recomponerlo, han crecido flores más bellas a nuestro alrededor.

Susana Vidal

Soy Susana, redactora de la página web Diario Online, un periódico independiente de actualidad nacional española. Mi pasión por la escritura y la veracidad de la información me lleva a investigar a fondo cada noticia que publicamos. Con un enfoque objetivo y crítico, me esfuerzo por ofrecer a nuestros lectores contenidos relevantes y de calidad. Mi compromiso es mantener informada a la sociedad española, abordando temas de interés público con profesionalismo y ética periodística. ¡Gracias por seguirnos en nuestra plataforma digital!

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