El mundo del fútbol se ha visto conmocionado en las últimas horas con la noticia del despido de Xavi, entrenador del Qatari Al-Sadd, apenas un mes después de su llegada al cargo. La noticia ha generado un gran revuelo en el mundo del fútbol, y es que la situación es cuanto menos sorprendente, teniendo en cuenta que el propio Xavi había firmado un contrato por dos temporadas. Pero, ¿qué ha llevado a este despido desastroso? En este artículo, vamos a analizar las razones que han llevado a este abrupto final, desde el 'pacto del sushi' hasta la cascada de errores que han llevado a la dirección del club a tomar esta drástica decisión.
Del 'pacto del sushi' a la abrupta caída: Xavi ya no es el entrenador del FC Barcelona
El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, se emocionó al hablar de Xavi, quien no dudó en abrazarle. Fue conocido como el pacto del sushi, un acuerdo celebrado en la casa de Laporta el 24 de abril, donde se decidió que Xavi Hernández continuaría en el banquillo azulgrana, después de anunciar su partida en enero.
La noche de celebración incluyó cava y sushi de primera calidad, lo que auguraba un futuro ilusionante para el club. Sin embargo, la paz no duró mucho en el Barcelona. Problemas económicos, declaraciones polémicas del entrenador, el caso Negreira y malas actuaciones en el campo han sido solo algunos de los problemas que han afectado al club en los últimos meses.
El anuncio sobre la continuidad de Xavi como entrenador no vino acompañado de una mejoría en los resultados, y la grieta entre el presidente y el entrenador comenzó a abrirse poco a poco. Las declaraciones de Xavi sobre Vitor Roque, el fichaje de invierno, iniciaron el camino hacia la separación.
Su llegada no estaba prevista para enero, dijo Xavi, lo que olió mal en las oficinas del club. Luego llegaron los pitos de Montjuïc al palco, y la grada tomó partido, dejando a Xavi en una situación incómoda.
La oposición se movió contra Joan Laporta, y Víctor Font le envió una carta pidiéndole que dimitiera. En una rueda de prensa previa al choque ante el Almería, Xavi ofreció su punto de vista sobre la capacidad del club para competir contra otras entidades más poderosas económicamente, como el Real Madrid.
El socio debe entender que tenemos una situación económica que no tiene nada que ver con la de hace 25 años. No estamos en las mismas condiciones que los otros clubes. Yo lo entiendo y a eso nos vamos a ajustar. Queremos competir por los títulos, pero el Barça necesita estabilidad y tiempo, dijo Xavi.
El realista discurso de su entrenador encendió a Laporta, cuya visión de los hechos suelen llegar más determinada por el corazón que por la razón. El presidente puso la cruz a Xavi y no necesitó insistir mucho a Deco, su director deportivo, para iniciar el casting de entrenadores. Esta misma semana llegó el 'sí' del candidato Flick. Solo quedaba ejecutar la fría condena y comunicar el despido a Xavi.
Un mes después, el sushi se ha terminado indigestando. Xavi ya no es el entrenador del FC Barcelona, y su destino es sentarse en el banquillo del Pizjuán este domingo. Un final quizás inmerecido para una leyenda de su tamaño.
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