Descubrimiento sorprendente: hábitat de dientes de león de hace un siglo revela que humanos fueron uno de los principales alimentos de su dieta Otra

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Descubrimiento sorprendente: hábitat de dientes de león de hace un siglo revela que humanos fueron uno de los principales alimentos de su dieta

Un sorprendente descubrimiento ha sacudido la comunidad científica al revelar un secreto bien guardado de la historia. Un estudio exhaustivo sobre el hábitat de los dientes de león de hace un siglo ha descubierto que, contrario a lo que se creía, los humanos fueron uno de los principales alimentos de su dieta. Esta impactante revelación ha generado un gran interés en la comunidad científica y ha abierto nuevas perspectivas para comprender el comportamiento y la evolución de estas plantas. A continuación, exploraremos los detalles de este descubrimiento histórico y sus implicaciones en nuestra comprensión de la naturaleza.

Un secreto de la historia: estudio de dientes de león descubre que humanos eran parte importante de su dieta hace un siglo

El análisis del ADN de los pelos acumulados en las cavidades de los dientes de dos ejemplares de leones de Kenia, almacenados en el Museo Field de Historia Natural de Chicago desde hace un siglo, ha permitido reconstruir la ecología y la dieta rica en humanos de estos grandes felinos.

Los resultados, publicados en la revista científica Current Biology, ilustran hasta qué punto los avances biotecnológicos están permitiendo reconstruir con precisión la vida pasada.

La historia detrás de los leones de Tsavo

La historia detrás de los leones de Tsavo

En 1898, dos leones asaltaron un campamento de trabajadores de la construcción de puentes en el río Tsavo (Kenia), devorando al menos a 28 personas hasta que John Patterson, el ingeniero que dirigía el proyecto, les disparó. Patterson acabó vendiendo los restos de los cuerpos de los leones al Museo Field de Historia Natural de Chicago en 1925.

El descubrimiento

Años más tarde, en la década de los 90, el gestor de colecciones del museo, Thomas Gnoske, se dio cuenta de que los dientes rotos dejaban al descubierto cavidades donde habían ido acumulando pequeños amasijos de restos de pelo de sus presas a lo largo del tiempo, y comenzó a estudiarlos junto con otros investigadores.

Ahora, los avances en microscopía y genómica han permitido reconstruir la dieta y el entorno en el que se movían aquellos leones a través del análisis del ADN de esas muestras de pelo almacenadas en los dientes rotos.

Los resultados sorprendentes

Entre otros, los resultados han revelado que los dos leones a los que pertenecen los restos eran machos y hermanos, con origen en Kenia o Tanzania, y que se alimentaban de seis tipos de presas: jirafas, humanos, órices, antílopes acuáticos, ñus y cebras.

El equipo descubrió que los leones habían consumido al menos dos jirafas, junto con una cebra, probablemente originaria de la región de Tsavo.

El descubrimiento de ADN de ñu llamó la atención de los investigadores porque las poblaciones de esta especie en la década de 1890 se encontraban a unos 80 kilómetros de distancia, lo que demuestra que estos leones fueron bastante viajeros.

La ausencia de búfalos

Les sorprendió también no encontrar muestras de pelo de búfalo, que hoy día constituye la presa favorita de los leones de Tsavo. El coronel Patterson escribió a mano un diario de campo durante su estancia en Tsavo y nunca registró haber visto búfalos o ganado indígena, señala uno de los autores, Kerbis Peterhans, investigador del Museo Field.

La explicación puede ser que la peste bovina, una enfermedad vírica muy contagiosa que viajó a África desde la India a principios de la década de 1880, habría devastado las poblaciones de búfalos y ganado vacuno de esta zona de África.

El futuro de la investigación

A juicio de los autores, este estudio evidencia la cantidad de datos del pasado que puede obtenerse con las nuevas técnicas de biotecnología a partir de los cráneos existentes en los museos. Esta metodología puede utilizarse en pelos de dientes rotos de carnívoros más antiguos, de hace cientos o miles de años, apunta otro de los autores, Ripan Malhi, antropólogo en la universidad estadounidense de Illinois.

Los autores quieren seguir reconstruyendo la dieta de los leones a lo largo del tiempo para determinar con exactitud cuándo comenzó su hábito de depredar humanos. Ese análisis, aseguran, permitirá comprender mejor los conflictos entre humanos y leones que siguen afectando a las comunidades africanas.

Jorge Vidal

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