El misterioso virus del Nilo: descubre cómo se propaga y qué síntomas produce en los seres humanos

El misterioso virus del Nilo: descubre cómo se propaga y qué síntomas produce en los seres humanos

El virus del Nilo es un patógeno que ha generado gran alarma en la comunidad científica y médica debido a su capacidad para propagarse rápidamente y causar graves enfermedades en los seres humanos. Aunque su nombre hace referencia a la región del Nilo, en África, este virus se ha extendido a diversas partes del mundo, afectando a miles de personas cada año. En este artículo, exploraremos los mecanismos de transmisión del virus del Nilo, es decir, cómo se propaga entre los seres humanos, así como los síntomas que produce en aquellos que están infectados. Conocer más sobre este virus es fundamental para prevenir su propagación y desarrollar estrategias efectivas para su tratamiento.

El virus del Nilo: descubre cómo se propaga y qué síntomas produce en los seres humanos

La consejera de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía, Rocío Hernández, compareció este miércoles en el Parlamento para informar sobre el virus del Nilo Occidental (VNO), que acumula cerca de un centenar de casos en Andalucía este verano y que ya se ha saldado la vida de siete personas, todas infectadas en la provincia de Sevilla.

¡Pero, ¿qué es realmente esta enfermedad, cómo se contagia y de qué forma se puede prevenir?

¿Qué es el virus del Nilo?

Se trata de una cepa transmitida por mosquitos que causa la llamada Fiebre del Nilo Occidental, considerada como una zoonosis al ser una enfermedad que se da en los animales y que es transmisible a las personas en condiciones naturales.

¿Cuándo apareció?

Según recuerdan expertos del laboratorio farmacéutico Labiana, especializado en salud animal y humana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el virus se detectó por primera vez en 1937 en una mujer en Uganda (África); y en 1953 se identificó en aves del delta del Nilo. En España, se ha documentado su presencia desde finales del siglo XX. El primer caso identificado en humanos ocurrió en 2004, y en 2010 en Andalucía, con un aumento inusual de su incidencia desde 2020, cuando se registró un brote importante, debido, entre otros factores, al aumento de las temperaturas.

¿Cómo se contagia?

La enfermedad afecta a aves, caballos y humanos y se transmite por la picadura de mosquitos del género Culex en la gran mayoría de los casos. La transmisión nunca es de humano a humano. Las aves tienen un papel determinante en la diseminación del virus entre distintas regiones, ya que el mosquito se infecta al picar a aves ya infectadas. Las zonas húmedas, como los deltas de ríos, zonas pantanosas o lagos con muchas aves migratorias y mosquitos son los hábitats óptimos para la propagación del virus.

¿Cuántos casos se han detectado?

Andalucía es la comunidad más afectada por esta infección, con 79 casos este verano y siete personas fallecidas, todas ellas infectadas en la provincia de Sevilla, la más afectada con diferencia por esta patología. Si bien el VNO ha llegado a otras comunidades, como Extremadura, donde se han identificado una quincena de casos.

¿Qué síntomas presenta?

El 80% de los casos son asintomáticos. Entre los que sí presentan síntomas, la mayoría son leves y similares a los de la gripe (dolores de cabeza, algo de fiebre, dolores corporales náuseas, vómitos y erupción cutánea. En los casos más graves, que no llegan al 1%, según la Consejería de Salud, la infección puede causar encefalitis, meningoencefalitis o meningitis, con fuertes dolores de cabeza, fiebre elevada, rigidez en la nuca, debilidad muscular y desorientación.

¿Cómo se detecta?

Solo puede hacerse a través de pruebas específicas, como un test Elisa o una PCR, o mediante el aislamiento del virus en cultivo celular.

¿Cómo se previene?

Actualmente no hay un tratamiento específico ni vacuna para los humanos (sí la hay para los caballos). De ahí que las medidas de prevención sean importantes. Entre ellas, el uso de repelentes, ropa clara y que cubra la mayor parte de la piel; no salir en las horas de más actividad de los mosquitos (amanecer y atardecer); alejarse de zonas de agua estancada en los meses de riesgo (de abril a noviembre); y uso de mosquiteras en casa.

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