El Palacio de los Deportes de Guadalajara, un tesoro arquitectónico que deslumbrará a los visitantes con su fachada majestuosa y su patio emblemático

El Palacio de los Deportes de Guadalajara, un tesoro arquitectónico que deslumbrará a los visitantes con su fachada majestuosa y su patio emblemático de los Leones.

En el corazón de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, se encuentra un tesoro arquitectónico que ha sido testigo de la historia y la evolución del deporte en México. El Palacio de los Deportes de Guadalajara, un icono de la arquitectura moderna, es un lugar que deslumbrará a los visitantes con su imponente fachada majestuosa y su emblemático patio de los Leones. Construido en 1968, este recinto deportivo ha sido sede de importantes eventos deportivos y culturales, y su diseño innovador y funcional lo ha convertido en un referente arquitectónico en la región. En este artículo, exploraremos la rica historia y el diseño impresionante de este lugar emblemático.

Un tesoro arquitectónico en el corazón de Guadalajara: Palacio del Infantado

Guadalajara es una de las provincias en España que esconde grandes secretos y lugares sorprendentes. Es ahí donde encontramos una buena variedad de pueblos negros, es decir, municipios caracterizados por sus fachadas de pizarra negra o el maravilloso paisaje de lavanda que se crea en Brihuega. No obstante, en toda la Alcarria existen diferentes edificaciones que tienen un peso tanto histórico como arquitectónico y cultural.

Uno de esos edificios majestuosos es el Palacio del Infantado, situado en la plaza España en la propia ciudad de Guadalajara. Su belleza es tal que se le calificó como único en su género. Fue construido por Juan Guas y Egas Coeman en 1480, a instancias del II Duque del Infantado.

La historia del Palacio del Infantado

Es una mezcla perfecta entre fortaleza y palacio. Esta edificación asombró al rey Francisco I de Francia y fue testigo de los esponsales de Felipe II e Isabel de Valois. En todo el palacio se pueden apreciar diferentes estilos artísticos.

Tal y como se explica en la web de Cultura de Castilla-La Mancha, fue en 1570 cuando el V Duque del Infantado lo reformó de una forma equivocada, desfigurando su fachada e intercalando unos huecos clásicos que resultan secos y agrios, en contraste con el exuberante decorado gótico isabelino del resto de la fachada.

Además, en el patio sustituyó los pilares góticos por unas columnas toscanas. Y esto no fue todo. En 1936 el Palacio sufrió un incendio devastador que arrasó con todo el artesonado mudéjar.

La fachada principal y el patio emblemático

Entre lo más destacado del Palacio del Infantado encontramos la fachada principal. Está considerada como una de las grandes joyas del arte gótico civil. Los elementos decorativos representativos son las puntas de diamante que están presentes en toda la fachada. La última planta posee una galería corrida de balcones y garitones. Como curiosidad, la puerta principal del edificio está en esta fachada, pero descentrada, puesto que se encuentra en el extremo izquierdo.

El patio central, conocido como el de Los Leones, tiene forma rectangular, alargado ligeramente de sur a norte, puesto que en los lados de levante y poniente aparecen siete arcos, frente a cinco que aparecen tan solo en los contiguos, explica la web castellanomanchega. Y añade: Se compone de doble arquería superpuesta, formada de arcos conopiales mixtilíneos en la galería baja; en la galería superior se encuentran arcos similares con un par de entrantes laterales que se complican y quiebran aún más.

El Palacio del Infantado en la actualidad

A día de hoy, el Palacio del Infantado es el edificio que alberga el Museo Provincial de Guadalajara, es decir, ese lugar en el que podemos descubrir diferentes restos arqueológicos que se han ido encontrando por toda la provincia.

El Palacio del Infantado es un tesoro arquitectónico que merece ser visitado y admirado. Su rica historia y su belleza arquitectónica lo convierten en un lugar imprescindible para conocer la cultura y la historia de Guadalajara.