El peligro de los esteroides anabólicos: la droga que consumía el culturista fallecido Illia Golem
La mortalidad repentina del culturista ucraniano Illia Golem ha generado un gran impacto en la comunidad del fitness y el deporte. Sin embargo, lo que parece ser un trágico accidente puede estar relacionado con el consumo de esteroides anabólicos, una sustancia que se ha vuelto cada vez más popular entre los atletas y los entusiastas del fitness. A pesar de su aparente efectividad para lograr resultados rápidos y espectaculares, los esteroides anabólicos entrañan riesgos graves para la salud, como problemas cardiacos, hepáticos y psicológicos. En este sentido, es fundamental conocer los peligros que conlleva el consumo de estas sustancias y promover un enfoque saludable en el deporte y el fitness.
El peligro oculto: el culturista que murió a los 35 años tras consumir esteroides anabólicos
El checo Illia Yefimchyk, más conocido como Illia Golem o por su apodo 'The Mutant' ('El mutante'), ha fallecido a los 35 años de edad, sin que se hayan trascendido las causas del deceso. El prominente culturista, de 1,85 metros de alto, llegó a pesar 160 kilos; además, era muy abierto en redes sociales sobre su uso de esteroides anabólicos y otras sustancias como la testosterona (de la que presumía de consumir las cantidades extremas de 6 gramos).
También consumía grandes cantidades de hormona del crecimiento y mantenía dietas monstruosas de hasta 16.500 calorías.
Los riesgos mortales de los esteroides anabólicos
Según el Instituto Nacional para el Abuso de Drogas, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, los esteroides anabólicos-androgénicos pertenecen a las drogas para mejorar la apariencia y el rendimiento (APED, por su sigla en inglés). Es decir, quienes los consumen lo hacen para mejorar la apariencia logrando un incremento de la masa muscular o para mejorar su rendimiento atlético, y no porque provoquen estados de euforia o alteración de la conciencia.
No obstante, estos productos pueden tener efectos directos o indirectos sobre el estado de ánimo de las personas. Además, se trata de sustancias que pueden provocar daños graves, potencialmente letales o irreversibles, como ataques cardíacos, ictus, tumores hepáticos, insuficiencia renal y diversos problemas psiquiátricos.
El cese del consumo puede provocar estados depresivos, lo que se considera una forma de síndrome de abstinencia.
En realidad, los esteroides anabólico-androgénicos son sustancias sintéticas que imitan precisamente la hormona sexual masculina testosterona. Favorecen el crecimiento del músculo esquelético (este es el efecto que se denomina anabolizante) y el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios masculinos.
Por ello, en medicina se usan para tratar el retraso de la pubertad o la pérdida de masa muscular debida a una enfermedad; estas aplicaciones, no obstante, están siempre aconsejadas y vigiladas de cerca por profesionales sanitarios.
La testosterona y la hormona del crecimiento
Por su parte, la terapia de suplementación con testosterona es un enfoque común en el abordaje de problemas del estado de ánimo y de rendimiento sexual asociados al envejecimiento en varones, pero este uso se reserva a adultos de edad más avanzada.
Igualmente, las sustancias anabólicas que no son esteroides incluyen la insulina, la hormona del crecimiento similar a la insulina (IGF, por su sigla en inglés) o la hormona del crecimiento humano (HGH). Todos estos son productos naturales que genera el cuerpo humano y que tienen usos médicos, pero también se emplean indebidamente con el mismo fin que los esteroides anabolizantes.
Los riesgos que pueden tener son similares, con perjuicio de varios sistemas diferentes en el cuerpo. También se asocian a cambios conductuales, como un incremento de la agresividad y de ciertos síntomas de índole psiquiátrico.
Es importante tener en cuenta los riesgos mortales asociados al consumo de esteroides anabólicos y otras sustancias similares, y buscar ayuda profesional si se sospecha de un problema de adicción.
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