El Secreto detrás del Pintalabios (Parte 1)

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El Secreto detrás del Pintalabios (Parte 1)

En el mundo de la belleza y la cosmética, hay productos que han logrado mantener su misterio y fascinación durante décadas. Uno de ellos es el pintalabios, un elemento indispensable en la rutina de maquillaje de muchas mujeres. Sin embargo, ¿sabemos realmente qué hay detrás de su efectividad y su capacidad para cambiar nuestra apariencia? En esta serie de artículos, vamos a descubrir el secreto detrás del pintalabios, explorando su historia, sus componentes y sus beneficios. En esta primera parte, nos adentraremos en la historia del pintalabios, desde sus orígenes hasta su evolución en la actualidad.

El Secreto detrás del Pintalabios (Parte 1)

El Secreto detrás del Pintalabios (Parte 1)

A pesar de su ignorancia, individualismo, capricho antojadizo o lo que demonios fuera lo que imperaba en su carácter, la extrañaba. ¡Maldita sea, cómo la echaba de menos! Sentía una afilada nostalgia por todo lo que la componía, en especial el aroma que salía de sus labios y que no era su aliento, sino su pintalabios.

Un pintalabios que olía sobre cualquier otro olor de su cuerpo porque Tessa nunca usaba perfume. Recordaba a la perfección ese aroma a fresa nada acaramelado, pero no su nombre. Me lo reveló una vez porque le dije «qué bien hueles, ¿qué colonia usas?» y fue ahí cuando descubrí que no usaba perfumes en su vida diaria, ni siquiera cuando tenía algún evento importante.«Solo es mi pintalabios, que huele. Se llama.».

Hasta ahí alcanzaba mi memoria. Los pintalabios, en realidad, no olían tanto, pero en ella se daba el caso de que sí porque a mí se me había metido en la cabeza que tenía olor a frutas silvestres, ya la había relacionado con ello y me era muy difícil evitarlo.

¿Mars? No, aquello era una marca de dulces. ¿Cómo era? ¿Si lo adivino me gano un beso del pintalabios? Tenía el nombre en el mismo lugar donde quería tener sus besos. ¡Cars! No, eso era una película. ¡Crash! Tampoco, eso era el sonido de cuando me diera una buena hostia de realidad. Era algún estúpido nombre simplón como aquel.

Daba lo mismo. En mis recuerdos, no importaban los nombres, sino que no muriesen los olores jamás. Recordé que a veces era rojo «cómeme» y otras granate «venquetecomo». Y yo permanecía embobada contemplando sus labios teñidos de Sars o como se llamase. ¿Lars? No conseguía recordarlo, pero me importó bien poco.

Era algo así de ridículo. Y lo peor era que, con gusto, le hubiese perdonado todos sus desplantes con tal de recibir una sola vez más la caricia de cualquiera de sus sonrisas dos veces seguidas, no solo cuando ella se sintiera sola, sin importarle cómo me sentía yo.

Dentro del saco de dormir sentía con agudeza la baja temperatura de la soledad más que la del clima. Fui formando su silueta poco a poco en mi mente. Mis manos la deseaban. Su mirada, siempre tan segura de sí misma. Aquellos ojos de los que nunca conseguía adivinar el color. Los contemplaba y creía distinguir tonos aguamarina, pero al segundo siguiente, habían cambiado porque su vista era de tonos indecisos.

Sus pupilas, unos túneles por los que no me importaría caer y caer hasta desaparecer en su profundidad. Sus labios formando la única sonrisa que siempre me apetecía besar. Esa boca preciosa y su imperfecta hilera de dientes que tan mágicos versos recitaban, hechizando a cualquiera que los escuchase. Su voz. Una voz tan rota y jodidamente achuchable.

Una vez, incluso encontré migajas de valor para hacérselo saber. Me embelesaba tanto su voz que no recuerdo qué respondió. Creo que le dio la mano a mi comentario para acompañarlo a la salida. © Sara Levesque.

Susana Vidal

Soy Susana, redactora de la página web Diario Online, un periódico independiente de actualidad nacional española. Mi pasión por la escritura y la veracidad de la información me lleva a investigar a fondo cada noticia que publicamos. Con un enfoque objetivo y crítico, me esfuerzo por ofrecer a nuestros lectores contenidos relevantes y de calidad. Mi compromiso es mantener informada a la sociedad española, abordando temas de interés público con profesionalismo y ética periodística. ¡Gracias por seguirnos en nuestra plataforma digital!

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