En un caso que conmueve a la opinión pública, Eva, una madre soltera y abnegada, se enfrenta a una situación de injusticia que pone en riesgo el bienestar de sus hijos con discapacidad. Después de dedicar su vida a cuidar y atender las necesidades especiales de sus hijos, Eva ha sido despedida de su trabajo y, lo que es aún más grave, ha visto cómo se le retiran los apoyos que eran fundamentales para su familia. Esta madre luchadora, que ha demostrado una dedicación incondicional a sus hijos, se siente abandonada y indefensa ante la falta de apoyo del sistema. Su historia es un llamado a la conciencia sobre la importancia de proteger y apoyar a las familias que enfrentan desafíos adicionales.
La injusticia de Eva: madre soltera y dedicada a cuidar a sus hijos con discapacidad, sin trabajo y sin apoyos
Eva Brandi Alonso, de 48 años, es la madre de dos niños con discapacidad, Quique de 12 años y Izan de 9. Ambos necesitan de sus cuidados constantes, ya que Quique padece autismo, epilepsia y disfagia, entre otros problemas que le producen un 82% de discapacidad, mientras que Izan tiene un 36% debido a TDAH y problemas de conducta.
La gran dependencia de Quique requiere de la atención de Eva las 24 horas del día, ya que necesita ayuda para todo, desde comer y desplazarse hasta llevar pañal y estar acompañado por la noche debido a sus trastornos de sueño. Es un gran dependiente y yo no tengo un respiro ni por la noche, cuenta Eva.
La lucha de una madre: Eva, sin recursos y sin ayuda, pide justicia para las cuidadoras principales
La familia de Eva es monoparental, lo que la impide tener un trabajo y vive solo con sus hijos, situación que la lleva a depender del Ingreso Mínimo Vital y la pensión de 300 euros que recibe por la dependencia de Quique. Mis recursos son ínfimos, pero tiro adelante con lo que sea, dice.
Aunque cuenta con la ayuda ocasional de su pareja, Eva se queja de la falta de apoyo familiar y de la administración, lo que la lleva a sentirse abandonada y sin recursos. No debería ser así, tendríamos que tener los recursos necesarios y deberíamos poder tener respiros, se lamenta.
La falta de información, un gran obstáculo
Eva se queja de la falta de información que recibió en el momento del diagnóstico de su hijo, lo que la llevó a desconocer la existencia de la CUME (prestación que permite reducir la jornada laboral hasta el 99% para cuidar a un hijo con una enfermedad grave). Ni mi empresa ni yo conocíamos la CUME, y por aquel entonces ya existía, cuenta.
Esta falta de información le ha costado caro, ya que hoy en día casi no cuenta con ingresos a pesar de tener dos hijos con discapacidad a su cargo. Después de años de lucha, de espera… tuve que escribir personalmente al presidente del principado explicando mi situación, porque yo no podía pagar el alquiler, dice indignada.
Reivindicaciones como cuidadora principal
Eva forma parte de la Plataforma de cuidadoras principales, un grupo de personas que quieren aprovechar las anunciadas reformas de las leyes de dependencia y discapacidad para visibilizar su labor y reivindicar sus derechos. Entre ellos, un sueldo para las cuidadoras, la eliminación de incompatibilidades en la Ley de dependencia y un aumento en las prestaciones y respiros familiares.
Sin embargo, Eva no tiene muchas esperanzas de conseguir lo que pide, ya que considera que las instituciones no les escuchan. Estoy muy desencantada, porque parece que nos oyen, pero no nos escuchan, y hay muchas familias que están en situaciones de vulnerabilidad extrema, y yo puedo llegar a ser una de ellas, asegura.
Para Eva, la situación es dramática y puede llegar a serlo más si no se atienden sus demandas. Cada vez se nos pone más difícil, porque la vida sube y los recursos son cada vez más insuficientes. Yo estoy muy desencantada, porque parece que nos oyen, pero no nos escuchan, y hay muchas familias que están en situaciones de vulnerabilidad extrema, y yo puedo llegar a ser una de ellas, insiste.
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