Fe, Esperanza y el Lado Oscuro de la Humanidad: Nick Cave y Seán O'Hagan Exploran la Profundidad del Alma en su Segunda Parte

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Fe, Esperanza y el Lado Oscuro de la Humanidad: Nick Cave y Seán O'Hagan Exploran la Profundidad del Alma en su Segunda Parte

En un ejercicio de introspección y reflexión, el legendario músico Nick Cave y el escritor Seán O'Hagan se unen fuerzas para presentarnos una visión profundamente humana y emocionalmente desgarradora en la segunda parte de su colaboración. A través de una exploración de la fe, la esperanza y el lado oscuro de la humanidad, estos dos artistas nos llevan en un viaje a través de la profundidad del alma, revelando las complejidades y contradicciones que nos hacen humanos. Con su característica habilidad para conjugar la luz y la oscuridad, Cave y O'Hagan nos ofrecen una reflexión apasionante y necesaria sobre la condición humana.

El Lado Oscuro de la Humanidad: Nick Cave y Seán O'Hagan Exploran la Profundidad del Alma en su Segunda Parte

Vuelvo, vuelvo, al vinilo de Ghosteen. Me doy cuenta, otra vez, de que fue más importante para mí de lo que quise admitir al principio. Ahora, con Mariana y con Elvis, ahora con Nick en esta conversación sobre creación y vida, sobre destrucción y muerte.

Cave explica el concepto: «Una escultura gigante de un hombre derritiéndose bajo el sol». No queda más que el recuerdo: lo básico, Swans, The Cramps y Johnny Cash. O Al Green, el alma, y Martin Rev, suicido.

La Creación y la Destrucción: Nick Cave y Warren Ellis Exploran el Lado Más Profundo de la Música

La Creación y la Destrucción: Nick Cave y Warren Ellis Exploran el Lado Más Profundo de la Música

Es curioso que siempre se repitan los tres nombres: Mick, Blixa y Warren. Y que, después de cada salida, el disco siguiente ha sido excesivo y brillante, como si quisiera dejar claro que puede hacerlo mejor sin ellos.

Las canciones de Carnage, como una rareza fugada, el sol, un niño descalzo con fuego en el caballo, y entonces, el sol, de repente, explota. Nick Cave dice: ¿Qué has hecho para contribuir al mundo? Y él, a su hijo, de doce años, le dice: unas canciones. Into my arms.

Un Viaje por la Música y la Vida: Nick Cave y Seán O'Hagan Exploran la Profundidad del Alma en su Segunda Parte

Hemos llegado al último Nick. El de mayor conocimiento acumulado. Más literatura y más blues. Entre Dig, Lazarus, Dig!!!, y Grinderman, entre la salida de Harvey y el gemelo Warren Ellis.

Yo, con perdón, llegue a Cave en ese momento. En el que, repito, había dejado de bailar con la muerte y empezaba a llevar vida de oficinista torturado. Y la pandemia nos dejó sin gira de Ghosteen.

La Música como Poesía: Nick Cave y Warren Ellis Exploran la Profundidad del Alma en su Segunda Parte

Warren Ellis y Nick Cave tienen una conexión profunda que se refleja en su música. La creación y la destrucción se entrelazan en sus canciones, como una danza oscura y hermosa.

Anita Lane, una figura clave en la vida de Nick Cave, está presente en sus canciones y en sus recuerdos. Su historia es la de un alma torturada, de un poeta maldito que busca la redención en la música.

Nick Cave tiene un Cristo secreto, el que se ve en La crucifixión de MATTHIAS GRÜNEWALD, o en la Piedad Rondanini de Miguel Ángel, ahí donde el escultor, el genio, recortó la escultura, el volumen, la existencia, como Cave repasando sus textos, podando las palabras.

La supervivencia de las malas semillas es compleja, se marchó Anita Lane y, hace ya tanto que cuesta recordarlo, Rowland S. Howard. Anita y sus textos largos, sus mensajes, su ‘sabes que te quiero mucho’ y su tos, su tos final y desesperada.

Desde el día que lo veo interpretar el blues del bosón de Higgs por primera vez, hasta que vuelvo a Zaragoza y me entero, en mi instituto, de la muerte de su hijo, o el momento el que nace mi hijo y enferma mi padre, cuando Nick Cave abre ‘The Red hand files’: «No iba a huir, quería hablar de Arthur, con lenguaje explícito, cierto, para explicar la carga del duelo».

Cómo era Arthur. Es una pregunta. No hacen falta los signos de interrogación. Mi yo racional, dice Cave, tiene las grandes pistolas: razón, ciencia, sentido común. Al otro lado, sospechas, pistas, señales de algo.

En el momento de la muerte de Arthur, Warren Ellis está en su casa, en la casa de Nick y Susie, en la casa del hijo vivo, el que no se nombra. La noche es real, es una sucesión de conversaciones y silencios que queda difuminada por los días nublos con los que la vida comienza a desangrarse.

Frente a la banda que está grabando Skeleton Tree. Los músicos miran a Cave, no se atreven a contemplarlo, tratan de atravesar su cuerpo con sus miradas, esperando, en silencio, ¿Qué podemos hacer? Toca, y toca, Warren, luego la banda volverá, llegarán las ideas y los añadidos, o no lo harán, no importa.

Y Anita, sí, otra vez, primero en Girl in amber, ahora, sin que lo supieran ni Nick ni su amigo, escuchamos en Wild God a Anita, su espíritu, en el ámbar que Nick lleva en el cuello, exhalando la sangre desaparecida.

Allí Anita no escapará a la promesa de la juventud. Una sola frase, un mínimo verso: “Amanecer, le atas los zapatos a tu pequeño chico de ojos azules”, la canción deja escapar a Anita Lane y atrapa a Susie en el interior de un hijo ausente.

A comienzos de 2016 Cave evita las preguntas rodando todas las respuestas en la película Una vez más pero con sentimiento. Otro relato, Octavio. No lo sé, si no es él quien baila con la muerte, ¿Quién recibe la visita, el cantante?

En la arcilla hay una especie de estadio nocturno y febril que permite transferir el dolor, un avatar, más bien un golem para el que Nick Cave ha conseguido permiso. Las figurillas, la arcilla, el demonio: “Todo tenía que tratar sobre la obra”.

Escultura final, un niño muerto con la mano extendida, “Un diablo perdonado”. Arthur, dice el padre agónico, el padre sin hijo, Arthur siempre parece estar esperando con paciencia al final de la idea.

Canciones de las que se escapan los personajes, cansados de la tristeza, de la tortura, y se encajan entre el barro fraguado como hijos de la verdad. Todas las canciones de Ghosteen están habitadas por mi hijo. ¿Es eso cierto o es lo que quieres pensar, Nick?

Un lugar perfecto para el deambular analgésico, un monumento de límites monumentales que exhalan fragilidad. No hubo gira de Skeleton Tree, Cave decidió una sencilla unión de voces e instrumentación mínima para presentar Carnage junto a Warren Ellis.

Grabó discos en directo, algunos con toda la banda, otros él al piano, muchas veces en la Europa profunda que no conocía sus vicios, allí, de la mano de dios, como su canción, se sentía líder de una secta donde nadie le pedía explicaciones. Si hay camino, puede haber vuelta.

Eres una versión épica de ti mismo, Cave. Ahora con tus diez coristas y tu traje planchado, no hay resto de los dandies yonquis. eres un hombre cuántico, Cave. Y este libro lo demuestra.

Jorge Vidal

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