La autorización para una vida más relajada
En un movimiento que busca revolucionar la forma en que vivimos y trabajamos, el gobierno ha anunciado una serie de medidas que buscan otorgar a los ciudadanos una mayor libertad y flexibilidad en su vida diaria. Con la intención de fomentar el bienestar y la calidad de vida, esta iniciativa busca reducir los niveles de estrés y ansiedad que aquejan a muchos en la sociedad actual. A través de la flexibilización de horarios laborales y la promoción de actividades recreativas, se busca crear un entorno que permita a las personas disfrutar de una vida más relajada y equilibrada. En este sentido, se espera que esta medida tenga un impacto positivo en la salud mental y física de la población, permitiendo que los ciudadanos puedan disfrutar de una mejora en su bienestar general.
Descubre el secreto para disfrutar del sexo sin complejos
La liberación sexual, un camino hacia el poder
En mis últimas sesiones de sexología, he encontrado situaciones similares que me llevan a reflexionar sobre la sexualidad de las veinteañeras y treintañeras. Frases como No me concentro o Se me va la cabeza, hasta Me cuesta llegar al orgasmo o, directamente, No llego, son comunes en mis consultas.
Y aunque cada caso es diferente, el común denominador es que parece que disfrutar del sexo es algo para lo que no nos damos permiso.
El poder del sexo, pero desde la búsqueda de la aprobación
Noemí Casquet, en una entrevista, destacó que las mujeres hemos relacionado la sexualidad con la búsqueda de ser miradas o ser elegidas por un hombre. Es decir, que la liberación sexual ha ido siguiendo un camino claro: el de encontrarle el poder al sexo, pero siempre como el elemento pasivo del encuentro, nunca el activo.
La periodista especializada en sexualidad reiteró que debemos darnos permiso también para el disfrute, porque somos merecedoras de este.
La influencia católica y la educación sexual
El libro Ave Mary de Michela Murgia, fue una iluminación en ese sentido. En España, como en Italia, la influencia católica ha llevado a que, durante siglos, el deseo se viera como algo malo, una corrupción del espíritu.
Habrá quienes recordemos, a través de relatos de nuestras madres, como fueron ellas las primeras en apoderarse y habitar su propio placer porque todavía nuestras abuelas cumplían el débito conyugal sin que su deseo estuviera ni importara.
Mucho deseo es malo, sabían ellas entonces, pero ahora la historia solo se ha adaptado a los tiempos actuales con vídeos en Tiktok. A golpe de algoritmo salen vídeos a modo de insulto o acoso a chicas de 12, 13 o la edad adolescente que quieras, por tener una vida sexual.
Tener poco deseo también es malo, claro, porque en una sociedad tan sexualizada como la actual, no cumplir con las expectativas culturales sobre el sexo (como por ejemplo no querer tener intimidad en una primera cita cuando es lo que se espera) puede generar presión, frustración o la sensación de que la rara eres tú.
Darnos permiso para disfrutar
Debemos darnos permiso para disfrutar, y debemos hacerlo, pero todavía tenemos que adentrarnos en el deseo que, para muchas, sigue siendo campo desconocido por la vergüenza, tabúes, miedos…
En definitiva, por una falta de educación sexual que no solo nos permitiría entender(nos) mejor, sino combatir todos esos estereotipos que, como coincidirás conmigo tras leer el artículo, nos siguen pesando y también son los responsables del Me cuesta llegar al orgasmo.
Es hora de darnos permiso para disfrutar del sexo sin complejos, sin vergüenza y sin miedo. Es hora de liberarnos de los estereotipos y de la presión social para vivir nuestra sexualidad de manera auténtica y plena.
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