La hipertensión arterial pulmonar: un riesgo creciente para las mujeres

La hipertensión arterial pulmonar: un riesgo creciente para las mujeres

La hipertensión arterial pulmonar (HAP) es un trastorno que afecta cada vez más a la población femenina. Esta enfermedad, caracterizada por la obstrucción de las arterias pulmonares, puede tener consecuencias graves si no se diagnostica y trata a tiempo. Según los expertos, la incidencia de la HAP en mujeres ha aumentado en los últimos años, convirtiéndose en un riesgo creciente para la salud de las mujeres. En este sentido, es fundamental conocer los síntomas y factores de riesgo para prevenir y tratar esta afección de manera efectiva. A continuación, se presentará un análisis detallado de esta enfermedad y sus implicaciones en la salud de las mujeres.

La hipertensión arterial pulmonar: un riesgo creciente para las mujeres de 30 a 50 años

La Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER) incluye la hipertensión arterial pulmonar entre su lista de enfermedades raras, debido a su baja incidencia. Sin embargo, conocer cómo pueden presentarse sus síntomas y de qué manera impacta en la calidad de vida de los pacientes es fundamental para recibir un diagnóstico temprano.

La hipertensión arterial pulmonar se caracteriza por incrementar las resistencias vasculares de los pulmones, lo que puede provocar una insuficiencia cardíaca que puede ser letal si no se trata. Las causas pueden ser desconocidas, derivadas de una enfermedad previa –como una cardiopatía congénita–, por contraer el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), entre otras.

Las mujeres diagnosticadas con esta enfermedad rara se encuentran entre los 30 y los 50 años, por lo que muchas desean tener hijos. No obstante, esto no se recomienda, ya que la mortalidad durante el embarazo puede ascender hasta el 50%. Un porcentaje que conviene tener presente.

Una enfermedad que puede derivar en depresión

Hall Skaara, representante de la asociación europea de pacientes con hipertensión pulmonar, compartió que esta enfermedad puede derivar en una depresión, debido a la carga física y emocional que supone vivir con una enfermedad crónica y potencialmente letal como ésta. Es necesario dar mayor visibilidad a la hipertensión pulmonar para que los profesionales sanitarios puedan ofrecer un acompañamiento óptimo a sus pacientes.

Señales de alarma: fatiga y dificultad para respirar

La sintomatología vinculada con la hipertensión arterial pulmonar puede confundirse con otras patologías, por lo que realizar las pruebas oportunas desde un primer momento permitirá salir de dudas y ayudar a las pacientes a que se puedan recuperar lo antes posible.

Entre las señales de alarma se encuentra la disnea al hacer deporte, la sensación de fatiga, niveles bajos de oxígeno en sangre, arritmias, entre otros. El mayor reto es no confundir esta sintomatología con otras patologías que no sean tan graves como la hipertensión arterial pulmonar, debido a que si no se trata el desenlace para la paciente afectada puede acabar siendo fatal.

Diagnóstico y tratamiento

Ante las primeras sospechas, conviene realizar un electrocardiograma, además de otras pruebas –pulsioximetría, frecuencia cardíaca, ecocardiografía, etc.–. El tratamiento para la hipertensión arterial pulmonar puede consistir en vasodilatadores, anticoagulantes o en los casos más graves un trasplante de pulmón. Sin embargo, la preferencia será siempre optar por un tratamiento conservador, en aquellos casos en los que esto sea viable.

La hipertensión arterial pulmonar no tiene cura, pero se puede tratar. El objetivo será mejorar la calidad de vida de las pacientes, gracias a detectar esta enfermedad a tiempo. Para ello, es fundamental conocer esta enfermedad rara que, aunque tiene una baja incidencia, afecta más a las mujeres y en más de una ocasión, debido a su sintomatología, puede pasar desapercibida o confundirse con otras patologías.

Referencias:

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