La sobreexposición a la luz artificial nocturna incrementa la probabilidad de desarrollar Alzheimer temprano
Una alarmante investigación ha revelado que la exposición prolongada a la luz artificial nocturna puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar Alzheimer temprano. Según los expertos, la luz artificial emitida por dispositivos electrónicos, como teléfonos móviles, tabletas y ordenadores, puede alterar los ritmos circadianos y afectar negativamente la salud cerebral. Esta conclusión preocupante sugiere que la adopción de hábitos saludables, como el uso de lentes con filtro azul o la limitación del tiempo de pantalla antes de dormir, puede ser crucial para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad degenerativa.
La luz artificial nocturna, un riesgo para el alzhéimer en personas menores de 65 años
Cerca de un millón de personas en España padece alzhéimer, una enfermedad neurodegenerativa que constituye la forma más común de demencia en nuestro país. Por desgracia, la condición es difícil de prevenir y combatir, ya que en ella interviene una gran variedad de factores que van desde el riesgo genético a factores ambientales como la contaminación lumínica.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista científica Frontiers ha hallado que los niveles elevados de contaminación lumínica se relacionan de manera clara con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, especialmente en personas menores de 65 años (en las que se considera de inicio temprano).
El papel de la contaminación lumínica
Según explican los autores de la investigación, los datos obtenidos por satélite en los Estados Unidos acerca de la intensidad de la contaminación lumínica nocturna en cada estado del país, conjuntamente con información recogida por el programa público Medicare para determinar la prevalencia del alzhéimer en cada territorio, revelan una relación clara entre la contaminación lumínica y el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Además, se tuvo en cuenta otra serie de factores de riesgo conocidos, como la incidencia de la enfermedad renal crónica, el abuso de alcohol, la depresión, la obesidad, la hipertensión arterial, la diabetes o los antecedentes de ictus.
Precisamente de esta forma, estos científicos encontraron que, para las personas de 65 o más años de edad, vivir en las zonas con mayor intensidad de contaminación lumínica nocturna se asociaba a un riesgo más elevado de alzhéimer que el que arrojaban varios de esos factores (concretamente, la enfermedad renal crónica, el abuso de alcohol, la depresión o la obesidad).
Un factor de riesgo para el alzhéimer temprano
Sin embargo, la imagen cambiaba al centrarse en los menores de 65 años. En esta demografía, el vivir en una zona con una contaminación lumínica elevada fue el principal factor de riesgo de alzhéimer.
Es importante tener en cuenta que estos resultados están sujetos en todo caso a las limitaciones de los datos del sistema Medicare (que, al ser estadounidense, tiene un alcance bastante menor que el de los sistemas sanitarios públicos en lugares como la Unión Europea), y que no fue posible estimar la exposición a esa contaminación en el interior de las viviendas (en las que se pasa la mayor parte del tiempo nocturno).
Aún así, la conclusión es consistente con las evidencias de las que disponemos acerca del papel de los problemas de sueño en el desarrollo de patologías neurodegenerativas como el alzhéimer, especialmente considerando que sí se ha demostrado que la contaminación lumínica influye de manera muy negativa en la calidad del descanso de las personas.
La reducción de la exposición a la luz nocturna podría ser una medida efectiva para combatir el riesgo de padecer alzhéimer, especialmente en personas menores de 65 años.
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