La Xunta de Galicia ha sido condenada a pagar casi 2.000 euros a un apicultor por los daños ocasionados en sus colmenas por un oso pardo. Este hecho pone de manifiesto el conflicto existente entre la conservación de la fauna salvaje y la actividad agrícola. El fallo judicial reconoce la responsabilidad de la administración autonómica en la protección de las colmenas ante posibles ataques de osos pardos, una especie protegida en la región. Esta sentencia sienta un precedente importante en la compensación por los perjuicios sufridos por los apicultores debido a la presencia de animales salvajes en sus explotaciones. Es fundamental encontrar un equilibrio entre la conservación de la biodiversidad y la protección de los intereses de los profesionales del sector agropecuario.
Xunta condenada por no reconocer identificación de colmenas en indemnización a apicultor, Tribunal Superior de Galicia obliga a la Xunta a pagar a apicultor por daños de oso pardo
El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha dictado sentencia condenando a la Xunta a indemnizar con 1.793 euros a un apicultor cuyas colmenas sufrieron daños por un oso pardo. La Xunta le había denegado una ayuda argumentando falta de identificación individual de las colmenas, a pesar de contar con el código Riega que permitía su identificación.
La resolución del TSXG destaca que el apicultor actuó de buena fe al solicitar la ayuda, confiando en que cumplía con los requisitos establecidos. Asimismo, señala que las ayudas tenían por objetivo compensar los daños causados por el oso pardo y que el apicultor, al ser productor para autoconsumo, no estaba obligado a conocer a fondo la normativa vigente.
En cuanto a la exigencia de identificación individual de las colmenas, el TSXG subraya que no se le informó al apicultor de dicha obligación, y que en este caso no era un requisito esencial, ya que una vez reconocidos los daños por la Xunta, no existía sospecha de fraude por parte del apicultor.
La sentencia enfatiza que la Administración debe indemnizar por los daños causados por especies protegidas como el oso pardo, y que no es responsabilidad del ganadero asumir pérdidas derivadas de ataques a sus instalaciones. Además, señala que la exigencia de identificación individual podría ser relevante en casos de producción comercial de miel, donde se requiere un seguimiento de trazabilidad del producto.
La sentencia aún no es firme y cabe la posibilidad de presentar recurso de casación contra la misma.
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