Los hongos alucinógenos podrían ser una nueva esperanza para luchar contra la depresión, según un estudio que sugiere que podrían ser más efectivos qu

En un hallazgo que podría revolucionar el tratamiento de la depresión, un reciente estudio sugiere que los hongos alucinógenos podrían ser una nueva esperanza para luchar contra esta condición que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según los resultados del estudio, estos hongos podrían ser incluso más efectivos que los medicamentos actuales para tratar la depresión, lo que abre una nueva oportunidad para aquellos que no han encontrado alivio con los tratamientos convencionales. La investigación, que se basó en un análisis exhaustivo de various estudios clínicos, encontró que los hongos alucinógenos, como el psilocybe, pueden tener un impacto significativo en la reducción de los síntomas depresivos.

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Setas alucinógenas, un estudio revela su eficacia en el tratamiento de la depresión

Se estima que cerca del 5% de los adultos en el mundo conviven con la depresión. En España, se diagnostican cada año 44.000 casos resistentes a tratamiento de esta enfermedad mental.

Hace algunas décadas, una familia de fármacos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) revolucionaron el tratamiento de los trastornos depresivos, y a día de hoy se cuentan entre los psicofármacos más recetados en países como el nuestro. Con todo, aún quedan muchos pacientes en los que no terminan de producir los efectos deseados y en los que conllevan un cierto riesgo de efectos secundarios. Así, sigue siendo muy importante encontrar nuevas alternativas.

Una nueva esperanza contra la depresión

Una nueva esperanza contra la depresión

Desde algún tiempo a esta parte, otro tipo de sustancias han ido acumulando partidarios en la comunidad científica como candidatas prometedoras en el abordaje de los trastornos depresivos. Se trata de nada menos que los compuestos conocidos como psicodélicos, un grupo variopinto que incluye el LSD, la mescalina (obtenida de cactus como el peyote) o la psilocibina (presente en los hongos alucinógenos).

Eso sí, este potencial no emana del uso recreativo típico en la cultura popular, sino de un posible empleo clínico en condiciones rigurosamente controladas.

Un estudio concluye que las setas alucinógenas podrían ser tan eficaces como el escitalopram frente a la depresión

Un estudio llevado a cabo por investigadores del Imperial College de Londres y publicado en la revista Lancet eClinical Medicine, cuyos resultados se han presentado además recientemente en el 37º congreso del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología, concluye que la administración de psilocibina podría lograr mejoras en los síntomas depresivos similares a los ISRS, junto a beneficios como un mejor funcionamiento psicosocial.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores reclutaron a 59 adultos con un diagnóstico de depresión moderada a severa. 30 de ellos recibieron dos dosis de 25 miligramos de psilocibina, mientras que los restantes siguieron un tratamiento de 6 semanas con un ISRS llamado escitalopram. Todos ellos recibieron, además, 20 horas de terapia psicológica.

Una opción de tratamiento más global

Siguiendo este método, al final del estudio todos ellos mostraron mejoras notables en sus síntomas depresivos, incluso a los seis meses del tratamiento. Adicionalmente, aquellos que habían sido tratados con psilocibina reportaban mejores tasas de remisión y mejorías significativas en algunos parámetros, como el funcionamiento social o los sentimientos de conexión psicológica a los seis meses.

Estos resultados apuntan a que la psilocibina podría constituir una buena opción de tratamiento, abordando no sólo la sintomatología depresiva sino también otros aspectos del bienestar.

Además, estos datos apoyan la noción de que esta sustancia psicodélica funciona de manera muy diferente a como lo hacen antidepresivos como el escitalopram, teniendo en cuenta que se administraron en este caso tan solo dos dosis.

Dos herramientas diferentes

Precisamente, cabe incidir sobre la diferencia en el modo en el que las dos herramientas funcionan sobre los mecanismos de la depresión. Los medicamentos como el escitalopram, aunque pueden reducir la sintomatología en un buen número de pacientes, tardan un tiempo de tratamiento continuado en hacer efecto, y sus beneficios solo se sostienen mientras se siga administrando el fármaco regularmente.

Por el contrario, la mayoría de experimentos con psilocibina barajan el uso en sesiones únicas o muy espaciadas en el tiempo, y hasta donde sabemos sus posibles beneficios podrían alargarse durante períodos largos. Es decir, que tal vez constituya una alternativa de acción rápida y en el corto plazo, con una eficacia que se extiende meses o años.

El principal escollo reside en los efectos subjetivos que tiene la psilocibina (y que comparte con los demás psicodélicos o alucinógenos). Este extremo no solo ha dificultado de manera importante la investigación sobre su uso medicinal (ya que supone un obstáculo para la comparación con placebos, el llamado 'ciego' en los estudios), sino que puede resultar algo impredecible y ser desagradable, en algunos casos, para el paciente.

En cualquier caso, cabe notar que el enfoque de esta clase de tratamiento no suele ser la administración de la psicodélicos sin más, sino más bien proporcionar al paciente psicoterapia asistida por psilocibina en condiciones seguras y controladas.

Jorge Vidal

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