En un sorprendente descubrimiento, un equipo de expertos ha logrado desentrañar el misterio que rodeaba la presencia de cocaína en los cuerpos de los tiburones. La noticia ha generado un gran interés en la comunidad científica y medioambiental, ya que se desconocía cómo esta sustancia ilegal llegaba a los cuerpos de estos depredadores marinos. Según los resultados de la investigación, la cocaína no llega a los tiburones de manera casual, sino que hay un proceso más complejo detrás. Los expertos han identificado las rutas de contaminación y los impactos adversos que esta sustancia tiene en la salud de los tiburones y el ecosistema marino en general.
La cocaína en tiburones: un problema global que pone en peligro su salud y comportamiento
Científicos de diferentes partes del mundo se muestran cada vez más preocupados por un fenómeno que se está acentuando en los océanos: la presencia de cocaína en tiburones. Esta problemática está poniendo en peligro la salud y el comportamiento de estos animales, algo que se está registrando sobre todo en las aguas del Atlántico.
La contaminación de esta droga en el organismo de los tiburones ha sido estudiado en diversos países, como EEUU o Brasil. El biólogo marino Tom Hird documentó esta situación en el especial televisivo Shark Week de Discovery Channel, donde denunció que los residuos de laboratorios de cocaína están introduciendo grandes cantidades de este estupefaciente en el hábitat marino de Florida.
Florida, una región estratégica por su proximidad al Golfo de México, se ha convertido en un punto caliente para el tráfico de drogas. Los narcotraficantes con frecuencia arrojan fardos de cocaína al mar para evadir a la guardia costera, lo que resulta en que estas sustancias acaben en los océanos.
Comportamientos inusuales en los tiburones
Durante un estudio en los Cayos de Florida, los científicos observaron comportamientos inusuales en los escualos. Un tiburón martillo, que tiene a evitar a los humanos, se acercó a los buzos de manera errática, inclinándose de un lado mientras nadaba. De igual forma, un tiburón tigre fue visto nadando en círculos, enfocado en un objeto inexistente.
Para entender mejor estos efectos, realizaron experimentos adicionales, arrojando fardos de cocaína ficticios al agua junto a cisnes falsos: varios tiburones ignoraron a los cisnes y se dirigieron hacia los fardos.
La contaminación se extiende más allá de Florida
En la costa de Río de Janeiro, un estudio del Instituto Oswaldo Cruz (IOC/Fiocruz) detectó cocaína en 13 tiburones y, de estos, 12 también presentaban benzoilecgonina, un metabolito de la cocaína, indicando una contaminación directa del agua, no derivada de la metabolización humana (como la orina).
Efectos en los tiburones
Los científicos creen que hay varias vías por las que la cocaína llega a los peces: los residuos de los consumidores, los vertidos de narcotraficantes y los laboratorios ilegales que vierten cocaína en los conductos de alcantarillado.
El biólogo marino, Samuel Aguirre, ha explicado que los tiburones de las costas del Atlántico presentan grandes cantidades de cocaína en su tejido muscular y en el hígado.
Daniel D. Snow, profesor del Nebraska Water Center, advierte que los tiburones pueden no metabolizar la cocaína tan rápidamente como los humanos, lo que podría perturbar su sistema endocrino y hormonal.
Cualquier sustancia química biológicamente activa puede causar estrés en los peces, haciéndolos más susceptibles a enfermedades y, además, pueden volverse más agresivos o modificar su conducta.
La bioacumulación de cocaína: un riesgo significativo
La bioacumulación de cocaína a través de la cadena alimentaria también representa un riesgo significativo. Los tiburones pueden ingerir la droga a través de sus branquias o al consumir presas contaminadas. Esta acumulación puede explicar por qué los tiburones presentan niveles más altos de cocaína en comparación con otros organismos acuáticos.
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