No, Drácula no se basó en Vlad 'El Empalador': descubriendo la verdadera historia detrás del mito

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No, Drácula no se basó en Vlad 'El Empalador': descubriendo la verdadera historia detrás del mito

La figura del conde Drácula, el vampiro más famoso de la literatura y el cine, ha sido durante mucho tiempo asociada con la imagen del príncipe Vlad III 'El Empalador', un gobernante rumano del siglo XV conocido por su brutalidad. Sin embargo, esta conexión es solo una parte de la leyenda que rodea al personaje creado por Bram Stoker. En realidad, la inspiración detrás del mito de Drácula es mucho más compleja y fascinante. En este artículo, nos sumergiremos en la verdadera historia detrás del mito, descubriendo las sorprendentes influencias y los personajes históricos que dieron forma a la figura del conde Drácula.

No, Drácula no se basó en Vlad 'El Empalador': descubriendo la verdadera historia detrás del mito

A medida que se acerca Halloween, el mes del terror por excelencia, no podemos evitar pensar en los personajes del género que están inspirados en personas de la vida real. Desde asesinos en serie a figuras de la nobleza, escritores y guionistas de toda la historia han encontrado en la realidad la más pavorosa de las inspiraciones para crear una ficción con la más honorable de las pretensiones: aterrorizar al mayor de los valientes.

El mito de Drácula: descubriendo la verdad detrás de la leyenda

El mito de Drácula: descubriendo la verdad detrás de la leyenda

Una de las historias más conocidas y extendidas de esta díada realidad-ficción es la del Conde Drácula, el personaje creado por Bram Stoker a finales del siglo XIX, que fue llevado al cine en 1992 por Francis Ford Coppola en la película protagonizada por Gary Oldman: Drácula, de Bram Stoker. De Drácula se ha dicho siempre que Stoker se inspiró para su creación en la figura de Vlad Tepes, conocido como Vlad El Empalador. Pero eso, tal vez os sorprenda, simplemente no es cierto.

La creación de la leyenda

Lo primero que habría que desmentir es que Drácula fuera el primer vampiro de la historia, ni muchísimo menos. Cuando Stoker publicó su novela, en 1897, la mitología, así como el folklore y la literatura, en torno a la figura del vampiro era ya ampliamente conocida y extendida. De hecho, existe un relato de 1844 escrito por Karl Von Wachsmann titulado El extraño misterioso, del que Stoker tomó directamente algunos de los elementos, como el control sobre una manada de lobos o el poder de transformarse en niebla.

Drácula, la novela que cambió la historia del terror

Stoker quería para su novela esta figura del vampiro elegante y poderoso, aunque no quiso, tampoco, renunciar a todo aquello que, durante siglos, la cultura popular había dibujado en torno a la figura del vampiro, como eran, por ejemplo, la telepatía, la fuerza sobrehumana, el control mental sobre seres repulsivos (arañas, ratas), la nocturnidad, la aversión al ajo y los crucifijos y, por supuesto, la necesidad de beber sangre para alimentarse.

Stoker creó entonces un conde vampiro, aislado en su castillo de los Cárpatos transilvanos, que vivía con tres concubinas y que cometía, a lo largo de las cuatrocientas páginas de la novela, atrocidades como secuestrar un bebé para que sus novias lo devoraran, matar a la madre o asesinar, uno por uno, a todos los hombres de la tripulación de un navío (el Deméter).

La verdadera historia de Vlad Tepes, el príncipe que inspiró a Bram Stoker

Vlad III Tepes o Vlad El Empalador, príncipe de Valaquia, se llamaba también Vlad III Drácula (Dracúlea, en rumano) por pertenecer a la Casa de Drăculeşti, iniciada por su padre, Vlad II Dracul, para diferenciarse de la otra rama de la familia Basarab, la Casa de Dănești. Ambas casas se disputaron el trono del Principado de Valaquia durante más de un siglo, aunque casi siempre fue la Casa de Drăculeşti la que ostentó el título.

Vlad III Drácula gobernó como príncipe valaco durante tres períodos diferentes en la segunda mitad del siglo XV, y, ciertamente, ya en vida su crueldad era famosa, aunque cabe decir que casi todos los registros históricos de la época proceden de la Iglesia Católica, sobre todo de cartas y anotaciones papales, y de algo de literatura alemana.

De la realidad a la ficción: la creación de la leyenda de Drácula

Pero ¿cómo llegó, entonces, a relacionarse a Vlad Tepes con el personaje de Bram Stoker? Pues en realidad Drácula, de Tepes, solo tomó el nombre. Stoker, como toda persona que quiere escribir una novela, tenía una idea y buscó algo de documentación. Una autora llamada Emily Gerard publicó en 1888 La tierra más allá del bosque, que hablaba de los paisajes y supersticiones transilvanos.

Este libro serviría de inspiración a Stoker para la ambientación de su novela que, por entonces, iba a titularse The Un-Dead (El no-muerto) y cuyo protagonista era el Conde Vampiro (Count Wampyr). Hay un registro, esto existe, de un libro de 1820 que Stoker sacó de la biblioteca pública en 1890 (siete años antes de que se publicara su libro), del historiador William Wilkinson titulado Consideraciones sobre los principados de Valaquia y Moldavia.

Pero en este libro, aunque se habla de un Dracúlea, al parecer no hace referencia directa a ningún Vlad. A Stoker, simplemente, le gustó el nombre, y decidió que su protagonista no se llamaría “Conde Vampiro” sino “Conde Drácula”. En este libro sobre principados no se relaciona a Drácula con los empalamientos, y en la obra de Stoker, en ningún momento, Drácula empala a nadie.

Está claro que hay dos verdades: la realidad supera a la ficción, y la imaginación, a veces, se alimenta sola.

Marina Ramírez

Soy Marina, una autora apasionada por la actualidad nacional española. En Diario Online, un periódico independiente, comparto mis análisis y opiniones sobre los eventos más relevantes de nuestro país. Con mi pluma perspicaz y mi compromiso con la verdad, busco ofrecer a los lectores una visión objetiva y completa de la realidad que nos rodea. ¡Acompáñame en este apasionante viaje a través de las noticias más importantes de España!

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