No menos de 51 hombres en Francia son juzgados por violar a una mujer después de que su marido la drogara, revelando el impacto devastador de la sumis

No menos de 51 hombres en Francia son juzgados por violar a una mujer después de que su marido la drogara, revelando el impacto devastador de la sumisión química en el cuerpo humano

En un caso que conmociona a la opinión pública, no menos de 51 hombres en Francia están siendo juzgados por violación, después de que la víctima fuera drogada por su propio marido. Esta noticia revela el impacto devastador que puede tener la sumisión química en el cuerpo humano, y pone en evidencia la gravedad de este delito que viola los derechos humanos de las víctimas. Es importante recordar que la violación y la sumisión química son actos gravemente inmorales y deben ser condenados en todos los casos.

Justicia en Francia: más de 50 hombres acusados de violar a una mujer drogada por su marido durante nueve años

Más de 50 hombres, de entre 22 y 74 años, se sientan estos días en el banquillo acusados de violar a la misma mujer. Ella se enteró en 2020 de casualidad. Llevaba años notándose cansada y con lagunas de memoria, pero jamás imaginaría que era su propio marido quien la drogaba para que decenas de desconocidos la agredieran sexualmente, en su propia cama, mientras estaba sedada.

El horror de la sumisión química

A puertas abiertas y con máxima cobertura, arranca en Francia uno de los juicios más multitudinarios de todos los tiempos. El hombre al que amó toda su vida, con el que estuvo casada 50 años, era el facilitador de unas violaciones perpetradas durante nueve años seguidos. Dominique Pelicot, ahora septuagenario, contactaba con aquellos hombres a través de una web de citas y un foro llamado “Sin su consentimiento”.

Desde allí explicaba a los interesados las condiciones: no oler a tabaco ni perfume, cortarse las uñas, desnudarse fuera de la habitación y calentarse las manos para que el frío no despertase a su mujer. Después lo grababa todo. En ocasiones participaba.

La carpeta Abusos y la carpeta Mi hija desnuda

La policía encontró en su ordenador una carpeta titulada “Abusos”. En el interior, más de 20.000 fotos y vídeos pornográficos entre los que figuraban los de su propia mujer, inconsciente, siendo agredida sexualmente bajo los efectos de la sumisión química. Entre el material incautado habrían encontrado también otra carpeta llamada “Mi hija desnuda” con numerosas fotografías de la joven, a veces sin ropa, otras con la de la madre.

Todo se descubrió porque pillaron a Dominique grabando por debajo de las faldas de varias mujeres en un centro comercial. Las autoridades fueron alertadas, dieron con él, y se toparon con semejante arsenal. Se estima que participaron hasta 80 varones en las violaciones, pero se han identificado a 51.

La defensa de los acusados

Los abogados de las defensas explican que algunos de sus clientes no sabían que estaban participando de una agresión. Algunos dicen que creían ser cómplices del juego de una pareja liberal. Dicen sentirse engañados, víctimas también. Ahora serán las grabaciones y los chats los elementos que prueben su complicidad. Dominique insiste en considerarlos culpables, dice que sabían perfectamente lo que hacían.

La víctima y su lucha

La víctima, que ahora tiene 72 años, sufría lagunas mentales y amnesias. Durante esos años de agresiones invisibles solía estar cansada, adelgazó mucho. Los médicos no supieron darle una explicación. Hasta aquella llamada por parte de la policía, en noviembre de 2020, que le desvelaría la pesadilla.

Como un tsunami, tras conocer la verdad, la mujer dijo sentirse mancillada, traicionada, sucia, atropellada por un tren de alta velocidad. Pero lejos de amedrentarse, ha sido ella misma quien ha pedido al juez que abriera las puertas del juicio. Quiere que todo el mundo lo vea. Se enfrenta ahora a testimonios, vídeos y fotografías de casi 10 años de un horror del que solo su cuerpo estaba siendo consciente.

El movimiento M’endors pas

Una valentía que su propia hija parece haber heredado. Y quizá este sea el rayo esperanzador de todo este caso. Caroline ha creado el movimiento M’endors pas: “No me duermas. Stop a la sumisión química”, junto a numerosos profesionales de la salud. Buscan sensibilizar y prevenir a la sociedad de un peligro que, aunque suela desembocar en ambientes nocturnos y festivos, también ocurre en el ámbito familiar o privado, a través del mismo botiquín de casa.

Los efectos de la sumisión química

Los efectos son variados. Se produce una alteración del estado de consciencia, amnesia, somnolencia, mareo, incapacidad para moverse o tomar decisiones. Se pierde el control y la coordinación, incluso puede favorecer el comportamiento desinhibido. A largo plazo puede generar ansiedad, depresión o trastornos del sueño.

Un modus operandi que, además, reabre otro debate. Según el Ministerio de Justicia de España, más del 30% de las violaciones en nuestro país se cometen a través de este método. Dominique hizo acopio de centenares de cajas de pastillas a lo largo de nueve años. La sociedad está cada vez más acostumbrada a sedantes y tranquilizantes. Más allá de la epidemia anímica, también se está convirtiendo en arma homicida.

Muchos asesinatos y agresiones son facilitados por el uso de este tipo de medicamentos, cuyas recetas parecen venderse como caramelos de menta. Sucede en todo Europa. Según el Ministerio de Justicia de España, más del 30% de las violaciones en nuestro país se cometen a través de este método. No sería descabellado preguntarse si convendría una regularización más estricta.

Vuelve a confirmarse el patrón del desdoblamiento de la imagen del agresor. Amable por fuera, monstruo por dentro. La familia ha admitido que Dominique era un tipo fantástico, una persona ejemplar. Nada, en absoluto, a lo largo de esos 50 años juntos, la hizo jamás sospechar.

Además de crear la fundación M’endors pas, Caroline ha escrito el libro “Y dejé de llamarte papá”. Porque eso no es un padre. Ni siquiera un ser humano. Decía el poeta francés Baudeleire que el mejor truco que el diablo ha inventado es convencer al mundo de que no existe. Y claro que existe. Habita en las mentes.