En un conmovedor llamado a la acción, Noa, una madre dedicada y abnegada, denuncia la difícil situación que enfrentan las familias que cuidan a hijos con discapacidad. Con su testimonio, destaca la cruda realidad que se enfrenta a diario, donde el amor y el cariño no son suficientes para proporcionar las necesidades básicas de sus hijos. A pesar de la devoción y dedicación de los cuidadores, la falta de apoyo y recursos hace que estas familias se sientan abandonadas y desprotegidas. Noa nos muestra que, más allá de la emoción y la compasión, es hora de tomar medidas concretas para brindar el apoyo que necesitan estas familias para garantizar una vida digna y plena para sus seres queridos.
- La dura realidad de las familias vulnerables: amor no basta para satisfacer las necesidades básicas
- La lucha de Noa, cuidadora de sus hijos con discapacidad: amor y sacrificios no son suficientes
- La lucha de las cuidadoras no profesionales
- La importancia de la regularización de la figura de las cuidadoras principales
La dura realidad de las familias vulnerables: amor no basta para satisfacer las necesidades básicas
Noa es madre de tres hijos, dos de los cuales tienen discapacidad. Su hija mediana, de 16 años, padece Trastorno del Espectro Autista (TEA) con discapacidad, un trastorno alimentario, ha tenido intentos autolíticos y padece obesidad mórbida en grado extremo. A pesar de que la dependencia de su hija se confirmó hace un año, Noa ha estado a cargo de los cuidados de sus hijos desde siempre.
Esta situación ha llevado a Noa a renunciar a muchos aspectos de su vida, como estudiar y trabajar, para dedicarse por completo a cuidar a sus hijos. Dependo de cómo mi hija esté de ánimo para salir a cualquier cosa. He tenido que renunciar a estudiar, a trabajar y, en definitiva, a vivir, afirma.
La lucha de Noa, cuidadora de sus hijos con discapacidad: amor y sacrificios no son suficientes
Además de las renuncias, Noa también enfrenta un desgaste físico y mental extremo, ya que debe estar en guardia las 24 horas del día. Que los hay, y muchos, destaca Noa, refiriéndose a los momentos difíciles que vive con sus hijos. Vive situaciones difíciles de digerir para un niño. Que su hermana se encierre en el baño y no conteste o tener que pensar dos veces si una palabra o un gesto le puede hacer daño a su hermana, explica.
A pesar de las dificultades, Noa asegura que también ha habido momentos felices y de plenitud. Sí, claro, cuando van superando dificultades en su día a día, ves la recompensa a tanto esfuerzo.
La lucha de las cuidadoras no profesionales
Noa participa activamente en la Plataforma Estatal de Cuidadoras No Profesionales, que se ha puesto en marcha en pleno debate para la reforma de la actual Ley de Dependencia. Reivindicamos el poder cuidar dignamente a nuestros hijos y ser visibles, afirma.
Noa no está sola en esta lucha. Muchas cuidadoras no profesionales enfrentan similares desafíos y sacrificios. Claudia Bajo, dedicada al cuidado de su hija con discapacidad, también tuvo que renunciar a su trabajo para dedicarse a cuidar a su hija. Dejé mi trabajo, su bienestar pasó a ser mi prioridad.
La importancia de la regularización de la figura de las cuidadoras principales
Noa y otras cuidadoras no profesionales consideran urgente regular definitivamente la figura de las cuidadoras principales, mejorando sus condiciones laborales e incrementando la inversión en las ayudas y recursos que requiera cada situación. Cuidamos a nuestros hijos con todo el amor del mundo y lo haríamos seguramente una y mil veces, pero el amor no da de comer. No todos los casos son iguales. Esto no se puede medir en una estadística. Las personas no son números, son personas, cada una diferente. No hablamos de mesas o sillas, concluye Noa.
La Plataforma Estatal de Cuidadoras No Profesionales busca ser escuchada y visibilizar la importante labor que realizan las cuidadoras no profesionales, que son fundamentales para el bienestar de sus seres queridos.
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