¿Qué sucede si bebes agua del grifo no adecuadamente conservada? Un especialista te da la respuesta

¿Qué sucede si bebes agua del grifo no adecuadamente conservada? Un especialista te da la respuesta

La seguridad del agua del grifo es un tema que preocupa a muchos. Beber agua del grifo es una práctica común en la mayoría de los hogares, pero ¿qué sucede si el agua no se conserva adecuadamente? La respuesta puede ser alarmante. De acuerdo a los expertos, el agua del grifo puede contener bacterias, virus y otros contaminantes que pueden afectar la salud humana de manera negativa. En este sentido, es fundamental conocer los riesgos asociados al consumo de agua del grifo no tratada y cómo podemos protegernos. A continuación, un especialista en salud ambiental nos explica qué sucede si bebemos agua del grifo no adecuadamente conservada y cómo podemos asegurarnos de que el agua que bebemos sea segura.

¿Es seguro beber agua del grifo en España?

El agua es un componente principal del cuerpo, representa entre el 50 y el 70 por ciento de nuestro peso. La perdemos cada día a través de diferentes procesos (respiración, transpiración, orina, deposiciones) y necesitamos recuperarla para que el organismo funcione correctamente. Con el calor, bebemos más cantidad, pero no todo vale: hay que prestar atención a unas pautas mínimas que no pongan en riesgo que esa hidratación tan necesaria se vuelva contraproducente.

La del grifo vs la embotellada

Debemos reponer la cantidad de agua que perdemos diariamente y más aún en verano al enfrentarnos a temperaturas altas que incrementan notablemente la transpiración. Y aquí surge el dilema: ¿es mejor la del grifo o la embotellada? Salvo en casos donde la dureza del agua esté especialmente acentuada, la del grifo siempre será la mejor opción ya que, como señala la OCU, es la más accesible, sostenible y económica.

Los peligros de una fuga de cloro en la piscina

El cloro y el plástico, elementos a tener en cuenta. Preguntamos a Jorge Alonso, doctor en Biología, qué sucede con el cloro que contiene el líquido del que disponemos en casa. Este elemento es imprescindible para su potabilización al actuar como barrera ante el crecimiento microbiológico.

La clave es evitar que el cloro se volatilice rápidamente, y la velocidad de este proceso depende fundamentalmente de tres elementos: temperatura, recipiente y tiempo. La mejor ecuación para conseguirlo es baja temperatura de conservación y un envase cerrado: esto permite el consumo durante varios días, tal y como explica este experto. Y lo más importante: se reduce la velocidad de proliferación de microorganismos.

La conservación del agua del grifo

Una vez conocido el mecanismo para conservar ese poder desinfectante del cloro, nos preguntamos qué tipo de botella deberíamos utilizar. ¿Es mejor de cristal que una de plástico reutilizable? Aquí Alonso asegura que ambas opciones son igual de seguras, teniendo en cuenta que es importante limpiarlas frecuentemente “para evitar que proliferen las bacterias”.

En cuanto a la costumbre de rellenar botellas de plástico, este experto resalta que si estas son de un solo uso nos exponemos a que se liberen sustancias químicas perjudiciales que migrarían inevitablemente al agua.

Las fuentes en verano: cuidado si hay ganado cerca

Las altas temperaturas nos invitan a acercarnos y beber de cualquier fuente, pero debemos asegurarnos de que cumplen las condiciones mínimas de seguridad para nuestra salud.

¿Y qué pasa si nos acercamos a beber a una fuente? ¿Son todas igual de seguras? Para empezar, las que contengan agua no potabilizada contarán probablemente con un cartel de advertencia. Si la fuente suministra agua tratada por una empresa de gestión pública (Canal de Isabel II, por ejemplo), la seguridad está garantizada.

Otro escenario son los acuíferos naturales de los que mana agua sin tratar, como advierte Alonso. Aquí hay que tener especial precaución en verano porque los caudales se reducen significativamente, circunstancia que unida a las altas temperaturas deriva en que “beber de estas fuentes entrañe un riesgo para la salud”. Podemos exponernos a virus, bacterias o parásitos.

Las mejores aguas de España

La OCU elaboró un informe en 2014 sobre la calidad del agua. Aunque ha pasado ya una década, cabe recordar qué provincias españolas quedaron en mejor posición al medir el nivel de dureza del agua. Las cinco primeras fueron, por este orden: A Coruña, Pontevedra, León, Valladolid y Burgos. Galicia y Castilla y León destacaron por tanto en la media nacional.