También en la mesa: Comedores sociales y repartos solidarios, el refugio para los alimentos donados que Lo están pasando mal, la situación es dramátic

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También en la mesa: Comedores sociales y repartos solidarios, el refugio para los alimentos donados que Lo están pasando mal, la situación es dramática

En un contexto de creciente inseguridad alimentaria, los comedores sociales y los repartos solidarios se han convertido en un refugio para aquellos que luchan por acceder a una alimentación digna. La situación es, sin duda, dramática. Cada vez más personas se ven obligadas a buscar ayuda para satisfacer sus necesidades básicas, y es en este escenario donde los alimentos donados juegan un papel fundamental. A lo largo de este artículo, exploraremos la labor de estas iniciativas que trabajan arduamente para aliviar la pobreza y la exclusión social, brindando un apoyo vital a aquellos que más lo necesitan.

La solidaridad en la mesa: Comedores sociales y repartos solidarios, un refugio para necesitados

Vine a este país a luchar. La situación es muy dura, pero gracias a este comedor tenemos alimento diario. Es el testimonio de Jaime Rentería, un pintor artístico colombiano que llegó a Madrid hace cinco años y ahora se ve obligado a vivir en la calle y comer de la caridad.

Jaime es solo uno de los 2.000 personas que esperan su turno en una larga cola con un tupper en la mano para recibir su menú en el Comedor Social Santa María Josefa. Madres de familia, trabajadores nativos o inmigrantes en situación irregular. Cada uno con sus circunstancias, pero todos agradecidos de la misma acción solidaria.

La Obra Social vallecana y los Bancos de Alimentos

La Obra Social vallecana y los Bancos de Alimentos

La Obra Social vallecana es una de las 6.500 organizaciones benéficas que en España reciben sustento de los Bancos de Alimentos, que ayudan cada año a más de un millón de personas en todo el país a tener seguridad alimentaria. La fundación lamenta que la cantidad de donaciones y voluntarios llevan varias ediciones en mínimos.

Una menor colaboración que en los últimos años se ha traducido en menor (y peor) comida para quienes más la necesitan. En las entrañas del comedor social madrileño, se muestra la difícil situación que viven cientos de personas, la utilidad de cada kilo donado y una escasez de suministro que parece no tocar fondo.

Historias de personas que necesitan ayuda

Jaime Rentería, a las puertas del comedor social Santa María Josefa, dice sentirse muy agradecido del trabajo enorme que realizan donantes y voluntarios del comedor. Aquí he encontrado un gran apoyo para establecerme como inmigrante. Todos los días cuando llego a mi ranchito [el lugar donde habita, en un parque cercano] yo digo: 'Dios mío bendice las manos de esos voluntarios porque el trabajo que tienen es bien grande, gratifica.

En similar situación se encuentra José David, que atiende a este periódico dentro del comedero. Hace tres años aterrizó en la capital, también desde Colombia, con un objetivo claro: construir una nueva vida con su labor de divulgador ambiental. Pero su situación de irregularidad, dice, le ha llevado a trabajar en el sector del mantenimiento y a buscar otras opciones para dormir ante la apretante situación de acceso a la vivienda.

Miguel, de 58 años y nacionalidad española, trabajó de camarero en un restaurante de la capital antes de la pandemia, pero este tuvo que cerrar arrasado por la crisis sanitaria, y, desde entonces, no encuentra trabajo. El motivo, explica: una moda por contratar a personas jóvenes.

Karen Salinas, madre de un niño de cinco años y embarazada de su segundo hijo, lamenta la burocracia para acceder al mercado laboral y evitar así trabajar en negro. En mi situación, mis recursos son un poco más reducidos y si pido trabajo simplemente me dicen que no, no se atreven a contratarme estando embarazada y, fuera de eso, creo que igualmente sería complicado por el tema de los documentos., dice.

La labor de la Obra Social Santa María Josefa

La Obra Social Santa María Josefa es uno de los puentes entre los alimentos donados y los beneficiarios. Sor Miriam, superiora y directora de esta comunidad, es la que mejor conoce la situación general que se vive allí: Hay mucha gente en la calle, se están cometiendo muchos robos, la gente lo está pasando muy mal, no llegan a fin de mes. Ayudamos a 135 familias con menores y sin recursos.

La Obra Social reparte alimentos a 135 familias que acuden un día a la semana, a elegir entre martes o viernes. Arroz, pasta, frutas, verduras, pollo o carne son algunos de los productos más entregados, aunque no siempre disponen de ellos.

La situación dramática y la necesidad de solidaridad

La Obra Social Santa María Josefa es uno de los puentes entre los alimentos donados y los beneficiarios. Sor Miriam, superiora y directora de esta comunidad, es la que mejor conoce la situación general que se vive allí: Hay mucha gente en la calle, se están cometiendo muchos robos, la gente lo está pasando muy mal, no llegan a fin de mes. Ayudamos a 135 familias con menores y sin recursos.

Falta de todo, dice Sor Miriam mientras señala alguna de las estanterías con escasos productos. La Obra Social ha estado dos semanas sin recibir verduras y en la nevera solo hay yogures, cuando antes de la pandemia tenían raciones de segundos platos como carne o pescado.

La Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal) distribuye a más de 6.500 organizaciones benéficas. Con el lanzamiento de la Gran Recogida, se busca revertir la tendencia a la baja de las donaciones, ahora que más personas necesitan de estas contribuciones.

Las donaciones están bajando aproximadamente un 25% este año, cuando ya venimos de un entorno de caídas similares en los dos últimos años, desvela a este periódico Francisco Greciano, director del gabinete técnico de la fundación.

Cada hora invertida y cada kilo donado tienen un efecto en las vidas de miles de personas. Jaime, José David, Miguel, Karen, Giselle y Moisés son solo seis ejemplos del millón de beneficiarios que carecen de recursos para poder alimentarse, y la Obra Social de Vallecas es solo una de las miles de organizaciones benéficas que se vuelcan con este gesto solidario. Es solo la punta de un enorme iceberg que cada vez se hace más grande.

Marina Ramírez

Soy Marina, una autora apasionada por la actualidad nacional española. En Diario Online, un periódico independiente, comparto mis análisis y opiniones sobre los eventos más relevantes de nuestro país. Con mi pluma perspicaz y mi compromiso con la verdad, busco ofrecer a los lectores una visión objetiva y completa de la realidad que nos rodea. ¡Acompáñame en este apasionante viaje a través de las noticias más importantes de España!

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