También se han descubierto consecuencias a largo plazo en el cerebro, advierte un estudio sobre el uso de benzodiacepinas

También se han descubierto consecuencias a largo plazo en el cerebro, advierte un estudio sobre el uso de benzodiacepinas

Un nuevo estudio ha puesto en alerta a la comunidad médica y a los pacientes que utilizan benzodiacepinas, un tipo de medicamentos comúnmente prescritos para tratar la ansiedad y el insomnio. Según los resultados, el consumo prolongado de estas sustancias puede tener consecuencias a largo plazo en el cerebro, incluyendo alteraciones en la estructura cerebral y un mayor riesgo de desarrollar demencia y otros trastornos neurológicos. Estos hallazgos son especialmente preocupantes, ya que las benzodiacepinas son algunas de las medicinas más recetadas en todo el mundo.

Benzodiacepinas: efectos a largo plazo en el cerebro, advierte estudio

Un nuevo estudio revela que el consumo de benzodiacepinas, una familia de medicamentos comúnmente prescrita para trastornos de ansiedad y del sueño, se asocia con una reducción acelerada del volumen del hipocampo y la amígdala, regiones cerebrales asociadas con la memoria y la regulación del ánimo.

En España, donde se consume una gran cantidad de ansiolíticos, las benzodiacepinas son la clase más común de estos medicamentos. Sin embargo, desde hace tiempo los expertos han venido advirtiendo sobre el uso a largo plazo de estos fármacos debido a sus posibles efectos sobre la salud del cerebro.

El estudio, publicado en la revista BMC Medicine, encontró que aunque el uso de benzodiacepinas no se asocia con un mayor riesgo de padecer demencia, sí se relaciona con una reducción total del volumen del cerebro y con una disminución acelerada del volumen de ciertas áreas.

Los autores del estudio concluyeron que, aunque no se puede certificar que el uso de benzodiacepinas se asocie con un mayor riesgo de demencia, sí hay evidencias de que podría resultar perjudicial para la salud cerebral, con efectos sutiles y a largo plazo.

Por ello, se recomienda seguir teniendo en cuenta las recomendaciones contra la prescripción y el uso a largo plazo de este tipo de fármacos, ya que pueden provocar dependencia tanto física como psicológica, además de otros riesgos como deterioro cognitivo o más probabilidades de caídas en adultos mayores.

En la actualidad, España es el segundo país de Europa con mayor consumo de ansiolíticos, solo por detrás de Portugal. Es importante ser conscientes de los posibles efectos a largo plazo de estos medicamentos y buscar alternativas para tratar la ansiedad y el insomnio.

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