Tendemos a creer que tensar la correa es un signo de autoridad, pero ¿es posible que estemos enviando un mensaje equivocado a nuestros perros?

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Tendemos a creer que tensar la correa es un signo de autoridad, pero ¿es posible que estemos enviando un mensaje equivocado a nuestros perros?

La relación entre humanos y perros ha sido siempre una relación de confianza y comunicación. Sin embargo, a menudo, podemos cometer errores en la forma en que interactuamos con nuestros compañeros caninos. Uno de los ejemplos más comunes es el de tensar la correa para controlar o guiar a nuestro perro. Esta práctica, que parece ser una demostración de autoridad, puede estar enviando un mensaje equivocado a nuestros perros. En lugar de sentirse seguros y protegidos, es posible que nuestros perros estén experimentando estrés y ansiedad. En este artículo, exploraremos el impacto que tiene tensar la correa en la relación entre perros y humanos, y cómo podemos comunicarnos de manera más efectiva con nuestros compañeros caninos.

¿Estás haciendo mal a tu perro al tensar la correa?

El paseo es el momento más importante del día para nuestros perros. No solo es un rato de juego y diversión, sino que les aporta enriquecimiento ambiental en su día a día y, además, refuerza el vínculo con el tutor. Olfatear, explorar y socializar con otros perros son algunas de las funciones más importantes que debe cumplir el paseo, sin embargo, no siempre lo realizamos correctamente.

De hecho, las propias herramientas del paseo pueden convertirse en un problema si no las utilizamos bien, como puede ser el arnés o la correa. ¿Sabías que cada vez que se tensa la correa le estamos mandando un mensaje de alerta a nuestro perro? Según Sonia Losada, educadora canina con más de trece años de experiencia, profesora y divulgadora a través del podcast 'Hablemos de perros', explica que los tutores caninos tienen mucha tendencia de controlar al perro sujetándolo fuerte con la correa y tensando, algo que solamente es negativo para el animal.

La correa no es un instrumento de control

La correa no es un instrumento de control

Esto nos los han vendido como control de correa desde hace muchos años pero es un error, ya que al tensar la correa nosotros también nos tensamos y, automáticamente, le mandamos un mensaje a nuestro perro de alarma, detalla. Es como decirle '¡cuidado!'. De ahí que se altere y ladre.

La educadora canina explica que esta falsa alarma de amenaza pone a nuestros compañeros de cuatro patas en tensión y, además, provoca la reactividad con la correa. Los tirones que le pegamos sin querer cuando no queremos que huela o se acerque a algo lo único que hacen es empeorar la situación, cuenta.

La correa siempre debe colgar y arrastrar el suelo o, si es corta, apoyarse en el lomo del perro, así éste irá relajado, agrega la experta. De no hacerlo así, cada vez que vaya atado y se acerque otro perro, va a lanzarse a ladrar y demás, especialmente si añadimos esa tensión, porque les pone alerta.

La educadora canina ejemplifica con esto cómo en muchas ocasiones hay perros que cuando están sueltos no tienen ningún problema de socialización y, sin embargo, al llevar la correa puesta se convierten en auténticos demonios. No se trata de una cuestión de dominancia, como nos han hecho creer siempre, asegura.

La única diferencia es cómo utilizamos la correa, somos nosotros mismos los que le enseñamos a atacar a, por ejemplo, los machos. Es un comportamiento totalmente aprendido, insiste. ¿Y por qué? Porque ante ese perro con el que creemos que va a tener un problema, tensamos la correa, nos tensamos nosotros y mandamos la señal de amenaza o alarma. Si no tensasemos, no ocurriría.

Paseos sin tensión

Por este motivo, la educadora canina recomienda no tensar la correa y, para ello, debemos emplear algunas técnicas sencillas como caminar al ritmo de nuestro perro o buscar una correa más larga para procurar que siempre vaya relajada.

A veces tendremos que pegar un acelerón para compensar y no frenarlo o pegarle el tirón, aconseja. La correa no es para controlar al perro, es para acompañarlo cuando no puede ir suelto y es nuestro trabajo buscar la forma de no tensarla.

Además, la experta en comportamiento canino explica que un buen truco para manejar correctamente la correa y evitar tirones es concentrarse en la tensión de nuestra mano. Si llevamos la atención en nuestra mano aprenderemos, sin necesidad de mirar a nuestro perro, cuando éste va a tensar la correa y tenemos tiempo de reacción para evitarlo.

Por supuesto, tampoco debemos obligar a nuestros perros a caminar a nuestro lado, es importante que el paseo sea para ellos y que puedan disfrutar del mismo, por lo que si tenemos que caminar más rápido o utilizar una correa más larga, siempre seremos nosotros los que nos amoldaremos a ellos, concluye.

Jorge Vidal

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