Tendencias culinarias que nos llevan a despilfarrar en la cocina: descubre los malos hábitos que te están vaciando el bolsillo
En la actualidad, la cocina ha dejado de ser un espacio exclusivamente destinado a la preparación de alimentos, para convertirse en un escenario donde se conjugan pasión, creatividad y innovación. Sin embargo, detrás de esta aparente euforia culinaria, se esconden malos hábitos que pueden estar vaciando tu bolsillo sin que te des cuenta. Desde el uso excesivo de ingredientes gourmet hasta la adquisición de herramientas y electrodomésticos que jamás utilizas, es hora de descubrir y corregir estas tendencias culinarias que te están llevando a la quiebra.
Cuánto dinero estás gastando en la cocina sin saberlo: descubre los malos hábitos que te están vaciando el bolsillo
Los hogares españoles consumen una quinta parte de toda la energía de España, siendo la cocina la estancia en la que se gasta más electricidad. De hecho, la media de consumo energético en la cocina se sitúa por encima de los 4.000 kWh anuales por hogar.
El motivo principal de este elevado consumo es la presencia de electrodomésticos que mayor energía consumen, como el frigorífico, la vitrocerámica, el microondas, el lavavajillas o el horno. Estos aparatos son parte de nuestro día a día, siendo utilizados para cocinar, para lavar los platos o para conservar los alimentos.
De hecho, el frigorífico está encendido las 24 horas los 365 días del año, lo que supone un gran gasto de energía. Sin embargo, no solo los electrodomésticos son los culpables del elevado consumo energético en la cocina. Los malos hábitos también juegan un papel importante en este sentido.
Reformas en el hogar que te ayudarán a ahorrar
Para reducir el consumo energético de la cocina, hay una serie de recomendaciones para utilizar los electrodomésticos de manera eficiente y acabar con los malos hábitos que incrementan el gasto de electricidad.
En el caso del frigorífico, aunque es el más utilizado y siempre debe permanecer encendido para conservar los alimentos, se puede reducir el gasto manteniendo la temperatura a 5 grados centígrados en la nevera y a -18 °C en el congelador. De esta forma, se puede ahorrar un 5% por cada grado adicional de frío.
Asimismo, conviene cuidar bien el frigorífico para que el consumo sea menor, evitando introducir alimentos calientes, que hacen que aumente el gasto de energía, y alejándolo en la cocina de fuentes de calor como ventanas en las que solo dé el sol o electrodomésticos como el horno. Con solo ubicarlo en el lugar apropiado, se podrá ahorrar un 15%.
De igual modo, para ahorrar hasta un 30%, conviene hacerse con un frigorífico no Frost y, al coger un alimento de su interior, abrir y cerrar rápidamente para minimizar la pérdida de energía.
En el caso de la vitrocerámica, con su uso se pierde mucho calor residual, pero existen formas de poder optimizar su uso, utilizando siempre ollas o sartenes de un diámetro igual o superior de la zona de cocción, usar ollas a presión en lugar de cacerolas y aprovechar el calor residual generado para terminar de hacer la comida.
Otro aparato en el que se puede ahorrar con buenas prácticas es el horno, uno de los aparatos menos eficientes. En este caso, conviene no abrirlo cuando está funcionando, además de aprovechar para cocinar varias recetas al mismo tiempo y hacer uso del calor residual para terminar de cocinar.
Por último, se puede ahorrar al utilizar el lavavajillas, para lo cual hay que llenarlo siempre y utilizarlo a una temperatura media o baja, ya que su mayor consumo se produce en el propio calentamiento del agua.
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