Tres formas en que la leche puede ayudar a prevenir y curar enfermedades

Tres formas en que la leche puede ayudar a prevenir y curar enfermedades

La leche es un alimento esencial en la dieta diaria de muchas personas, y más allá de su valor nutricional, también puede tener propiedades beneficiosas para la salud. Investigaciones recientes han demostrado que la leche puede jugar un papel importante en la prevención y curación de enfermedades, gracias a sus componentes ricos en nutrientes y antioxidantes. En este artículo, exploraremos tres formas en que la leche puede ayudar a prevenir y curar enfermedades, y cómo puede ser una herramienta valiosa en la lucha contra la enfermedad. Desde la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares hasta la mejora de la salud ósea, descubre cómo la leche puede ser un aliado para tu bienestar.

Descubre cómo la leche puede prevenir y curar enfermedades comunes

El consumo de lácteos desde la infancia asegura un menor riesgo de sufrir algunas de las enfermedades más prevalentes. La imagen de la publicidad del bigote de leche ha acompañado a varias generaciones, siendo uno de los mensajes publicitarios más icónicos que cumplió su objetivo tanto en España como en el resto del mundo: concienciar sobre la importancia de los lácteos en la dieta.

La leche, un alimento multitask: previene enfermedades y fortalece huesos y músculos

El origen del consumo de lácteos por parte del ser humano no está datado de forma precisa. Se cree que es probable que ya las tribus nómadas del Neolítico conocieran las bondades nutricionales de las secreciones de cabras y ovejas. Esto explicaría cómo históricamente se ha procesado este alimento a nivel digestivo en los diferentes momentos históricos.

Ha sido en las últimas décadas, a raíz del avance científico en el campo de la alergia, cuando la leche se ha descubierto como causante de un gran número de reacciones. Aunque la leche de vaca es la causa más habitual, también puede ocurrir con la de oveja, de cabra, de búfala y otros mamíferos. Se estima que en España el porcentaje de alérgicos a este alimento durante el primer año de vida es el tercero con más prevalencia tras el huevo y el pescado.

La leche y la osteoporosis

La salud ósea está en el imaginario colectivo muy vinculada al consumo de leche, y más concretamente a la necesidad de calcio. El gran temor en este sentido es el riesgo de sufrir osteoporosis, una enfermedad que afecta a los huesos, debilitándolos y, por tanto, poniéndolos en riesgo de sufrir una fractura.

Aunque importante en todo el ciclo vital, hay dos momentos en los que la salud ósea está especialmente comprometida: la infancia y la tercera edad. Así, existe una asociación positiva entre la ingesta moderada de leche durante el embarazo y el contenido mineral óseo durante la infancia.

La leche y la diabetes tipo 2

La evidencia científica actual, como constató una reciente revisión de literatura científica liderada por la Universidad de Granada, ha asociado el consumo de lácteos que tienen un contenido bajo en grasa con una disminución del riesgo de padecer diabetes tipo 2. El secreto estaría en las proteínas y el calcio que aportan estos productos y que, según diversos estudios, han demostrado una asociación inversa con la posibilidad de sufrir una patología que en España afecta a un 14,8 por ciento de la población.

La leche y la hipertensión

La misma relación inversa se produce con respecto al riesgo de hipertensión, según la revisión de estudios realizados en las últimas décadas. Se trata de una pista dietética importante teniendo en cuenta que se estima que más del 30 por ciento de la población adulta española que tiene entre 30 y 79 años sufre esta patología, que además causa cerca de 50.000 muertes cardiovasculares al año.