- Tres trucos para conciliar el adecentamiento de nuestro perro con la apretada agenda diaria
- Trucos para conciliar el adiestramiento de nuestro perro con la apretada agenda diaria
- Sesiones cortas
- Repartirlo a lo largo del día
- Aprendizaje a la hora de las comidas
- Recompensas más allá de la comida
- No desaprovechar los paseos
Tres trucos para conciliar el adecentamiento de nuestro perro con la apretada agenda diaria
En la mayoría de los hogares, la vida diaria se caracteriza por una apretada agenda llena de compromisos y responsabilidades que nos dejan poco tiempo para dedicarnos a nuestras mascotas. Sin embargo, es fundamental no descuidar la educación y el entrenamiento de nuestros perros, ya que esto puede afectar negativamente su comportamiento y bienestar. En este sentido, es importante encontrar formas de integrar el entrenamiento de nuestro perro en nuestro ritmo de vida, y es ahí donde entra en juego la creatividad y la planificación. A continuación, te presentamos tres trucos prácticos para conciliar el adecentamiento de nuestro perro con la apretada agenda diaria.
Trucos para conciliar el adiestramiento de nuestro perro con la apretada agenda diaria
La vida laboral, la vida familiar y sacar el tiempo necesario para educar o entrenar a un perro, resulta un reto para la mayoría de los titulares y convivientes. Sin embargo, la educación es crucial para el bienestar de nuestros perros, e ignorar este aprendizaje puede llevar a problemas de comportamiento que afecten tanto al animal como a nosotros.
Consciente de esta situación, el Kennel Club Americano, junto con Stephanie Gibeault, escritora galardonada, con un máster en comportamiento animal y adiestradora profesional de perros certificada, ofrece una serie de consejos para facilitar la integración de la educación canina en nuestras rutinas diarias, incluso cuando la vida parece no dejar espacio para más.
Sesiones cortas
A diferencia de las clases formales de educación o adiestramiento, que suelen durar una hora, en casa es más recomendable mantener sesiones breves. La clave está en sesiones de no más de tres a cinco minutos, lo que previene el aburrimiento y la frustración del perro. Esto también facilita que se pueda incorporar el entrenamiento en la vida diaria sin la necesidad de dedicar largas franjas de tiempo.
Repartirlo a lo largo del día
Dedicarle tiempo a la educación del perro no tiene por qué limitarse a momentos específicos. Cualquier interacción es una oportunidad para enseñar, incluso algo tan simple como pedirle que se siente antes de salir a pasear o darle de comer, indicarle que no cruce cierto umbral mientras cogemos algo. Hay docenas de acciones diarias que ofrecen oportunidades para introducir la educación canina en la convivencia.
Estos microentrenamientos suman y pueden ser más efectivos que las largas sesiones, ya que ayudan a reforzar el aprendizaje a lo largo del día. Es importante tener a mano recompensas y golosinas saludables, para aprovechar cada momento de aprendizaje, aunque sea de pocos segundos.
Aprendizaje a la hora de las comidas
La experta Stephanie Gibeault propone que, en lugar de simplemente servir la comida al perro, lo utilicemos como una recompensa por buenos comportamientos. El método es tan sencillo como pedirle al perro que realice alguna acción antes de ponerle el plato en el suelo, lo que se convierte en una forma eficaz de reforzar su conducta. Además, se puede dividir la comida en pequeñas porciones y usar cada una como recompensa por distintas órdenes, lo que hará del momento de la comida un espacio de aprendizaje más dinámico.
Recompensas más allá de la comida
Aunque los alimentos aptos y saludables son una excelente recompensa, no son la única opción. Los paseos, los juegos o incluso el acceso a una zona o mueble del hogar que le guste al perro pueden servir como refuerzo positivo. El truco está en aprovechar cualquier actividad que le guste para practicar la educación. Por ejemplo, antes de lanzarle su juguete favorito, se le pide que se quede quieto o que se tumbe. Esto no solo refuerza la obediencia, sino que también convierte el entrenamiento en una parte integral de sus actividades cotidianas.
No desaprovechar los paseos
Los paseos diarios son otros momentos ideales para incluir ejercicios de entrenamiento, indica la experta. Un simple ‘sit’ o ‘sienta’ antes de cruzar la calle o practicar el ‘quieto’ en un parque son oportunidades para seguir trabajando en la obediencia básica, incluso en entornos más desafiantes. Eso sí, es importante que los comandos básicos estén bien aprendidos en casa antes de aplicarlos en el exterior, donde inicialmente la atención del perro se verá sobreestimulada y no veremos tantos avances.
Deja una respuesta