En un impactante testimonio, un ex combatiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desplegado en el Líbano ha revelado detalles inéditos sobre la influencia que ejercía el grupo chií Hezbolá sobre las fuerzas internacionales durante su estancia en el país. Según su confesión, las tropas de la ONU se encontraban bajo el control efectivo de la milicia libanesa, lo que les impedía realizar operaciones después de la puesta del sol debido al miedo a represalias. Esta confesión pone en entredicho la eficacia de la misión de paz de la ONU en el Líbano y plantea serias dudas sobre la capacidad de la organización para imponer su autoridad en zonas conflictivas.
Excombatiente de la ONU en el Líbano: Hezbolá controla nuestras operaciones
Un ex casco azul de la Organización de Naciones Unidas para la Vigilancia de la Tregua en Oriente Medio (UNTSO) ha revelado que las fuerzas de paz de la ONU en el Líbano están atadas de pies y manos por Hezbolá, que controla cómo, cuándo y a qué zonas del país pueden acceder.
Bajo el nombre de pila Michael, este exsoldado de Naciones Unidas ha explicado que cuando estuvo destinado en el Líbano hace diez años, dependían totalmente de la milicia chií a la hora de efectuar la labor de vigilancia para el cumplimiento del alto el fuego asignada a las fuerzas de paz.
«Estábamos totalmente en manos de Hezbolá. Claramente teníamos una libertad de movimiento limitada. Por ejemplo, nunca operamos después del anochecer por miedo a Hezbolá, así que tenían tiempo libre por la tarde y por la noche», ha declarado este militar, que trabajaba en estrecha colaboración con la misión de FINUL en el sur del Líbano.
Michael también ha explicado que cuando los cascos azules de la UNTSO o de FINUL patrullaban por la zona, muchas veces eran detenidos por miembros de Hezbolá que les impedían el paso a determinadas áreas. «Simplemente bloqueaban la carretera. No estaban visiblemente armados, pero sí agresivos, y estaba bastante claro que eran miembros de Hezbolá. Sabíamos muy bien quién decidía las cosas, especialmente en las ciudades chiitas. No querían que viéramos lo que estaban haciendo».
Subraya que incluso, en ocasiones, les impedían tomar fotografías o grabar en vídeo: «Estaba prohibido filmar y tomar fotografías. Y si lo hacíamos, podíamos terminar con los lugareños confiscando nuestras cámaras. Les pasó a mis colegas de la UNTSO y de FINUL».
Este soldado también deja claro que las fuerzas de la ONU no podían hacer nada frente a las violaciones del alto el fuego por parte de Hezbolá: «Denunciamos diariamente ante nuestros superiores violaciones de la resolución 1701, incluidas las restricciones a nuestra libertad de movimiento, pero nunca pasó nada. Fue tremendamente frustrante y solo me confirmó lo que había experimentado en otros países en los que estuve destinado, que la ONU es incompetente».
Cascos azules de la ONU en el Líbano: Hezbolá nos tiene atados de pies y manos
Las palabras de este militar coinciden con la denuncia efectuada por el portavoz del ejército israelí, Roni Kaplan, en una entrevista en 20minutos, en la que asegura que las soldados de FINUL «no pueden actuar porque Hezbolá los tiene amedrentados».
«Nosotros hemos llegado a pasar a FINUL las coordenadas exactas de un poblado chií en el que había un arsenal de Hezbolá, pero no han hecho nada porque para ellos no es fácil ingresar en esos poblados, sencillamente no les dejan entrar y han llegado a golpear sus vehículos. Hay zonas enteras del sur del Líbano que de facto son un país independiente y soberano, donde solo entran las fuerzas de Hezbolá», afirma Kaplan en esa entrevista.
Estas revelaciones ponen en entredicho la efectividad de la misión de paz de la ONU en el Líbano y la capacidad de la organización para imponer su autoridad en zonas controladas por Hezbolá.
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