- Un impacto masivo de un meteorito del tamaño de cuatro montañas Everest podría haber sido clave para el surgimiento de la vida en la Tierra
- Meteorito gigante: ¿La clave para el surgimiento de la vida en la Tierra?
- El impacto del meteorito S2
- La vida bacteriana se recupera rápidamente
- Un lado positivo para la vida
Un impacto masivo de un meteorito del tamaño de cuatro montañas Everest podría haber sido clave para el surgimiento de la vida en la Tierra
Una teoría revolucionaria sugiere que un impacto masivo de un meteorito gigante, con un tamaño comparable a cuatro montañas Everest, pudo haber desempeñado un papel clave en el surgimiento de la vida en la Tierra. Según los científicos, este evento catastrófico habría ocurrido hace aproximadamente 4.400 millones de años, durante un período conocido como el Eón Hadeano, cuando la Tierra estaba en una fase de formación y evolución. El impacto habría generado condiciones extremas que, paradójicamente, podrían haber creado un entorno propicio para la emergencia de la vida en nuestro planeta.
Meteorito gigante: ¿La clave para el surgimiento de la vida en la Tierra?
Hace miles de millones de años, mucho antes de que existiera nada parecido a la vida tal y como se conoce, los meteoritos azotaban con frecuencia el planeta. Una de esas rocas espaciales se estrelló hace unos 3.260 millones de años y aún hoy revela secretos sobre el pasado en la Tierra.
Un nuevo estudio concluye que los impactos de esta roca gigantesca tuvieron un lado positivo para la vida: podrían haber permitido que esta floreciera. Publicado este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), el trabajo arroja luz sobre cómo afectó el impacto del meteorito S2, del que hoy se encuentran pruebas geológicas en el cinturón de rocas verdes de Barberton, en Sudáfrica.
El impacto del meteorito S2
El equipo de Nadja Drabon, de la Universidad de Harvard, esboza en su artículo la imagen más convincente hasta la fecha de lo que ocurrió el día en que el gigante meteorito visitó la Tierra. El S2, cuyo tamaño se estima hasta 200 veces mayor que el que mató a los dinosaurios, desencadenó un tsunami que mezcló el océano y arrastró los escombros de la tierra a las zonas costeras.
El calor del impacto provocó la ebullición de la capa superior del océano y el calentamiento de la atmósfera. Una espesa nube de polvo lo cubrió todo y paralizó cualquier actividad fotosintética, informa un comunicado de Harvard.
La vida bacteriana se recupera rápidamente
Pero las bacterias son resistentes y, según el análisis del equipo, la vida bacteriana se recuperó rápidamente tras el impacto. Con ello se produjeron fuertes aumentos en las poblaciones de organismos unicelulares que se alimentan de los elementos fósforo y hierro.
Es probable, detallan los autores, que el tsunami arrastrara el hierro desde las profundidades del océano hasta aguas poco profundas y que el fósforo llegara a la Tierra a través del propio meteorito y de un aumento de la erosión en tierra firme.
Un lado positivo para la vida
El análisis muestra que las bacterias que metabolizan el hierro florecieron inmediatamente después del impacto. Este cambio a favor de las bacterias del hierro, aunque de corta duración, es una pieza clave del rompecabezas que describe la vida primitiva en la Tierra.
Según el estudio de Drabon, los impactos de meteoritos, aunque tienen fama de matar todo lo que dejan a su paso (incluidos los dinosaurios hace 66 millones de años), tienen un lado positivo para la vida. Pensamos que los impactos son desastrosos para la vida, señala Drabon, pero lo que este estudio pone de relieve es que estos impactos habrían beneficiado a la vida, especialmente al principio. Estos impactos podrían haber permitido que la vida floreciera.
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