En un encuentro afortunadamente no letal, un pescador ha compartido su terrorífica experiencia de ser atacado dos veces por un tiburón. La víctima describe el impacto del ataque como si fuera tomar un puñetazo en la cara, pero con dolor y miedo. Este testimonio nos permite vislumbrar el terror que se siente en momentos así, y la importancia de tomar medidas de seguridad en alta mar. A continuación, te presentamos la emocionante y aterradora historia de este pescador que ha vivido para contarlo.
Un pescador atacado dos veces por un tiburón: 'Es como tomar un puñetazo en la cara, pero con dolor y miedo'
La imagen de un tiburón es comúnmente asociada con el miedo y el terror, gracias en parte a la película de Steven Spielberg Tiburón (1975). Afortunadamente, los ataques de tiburones son muy escasos, pero la pregunta sigue siendo: ¿qué ocurriría si un tiburón nos mordiera?
Marlin Wakeman, un pescador de 24 años residente en Florida, puede responder a esa pregunta después de haber sufrido dos mordeduras de tiburón en las Bahamas.
El 26 de abril, Wakeman intentó saltar al yate atracado en el que estaba trabajando en Flying Fish Marina en Long Island, Bahamas. Sin embargo, cayó al agua y se encontró rodeado de tiburones.
Cuando terminé en el agua, sabía prácticamente lo que iba a pasar, dijo Wakeman. Mis amigos y yo decíamos, hombre, si te caes aquí, estás acabado. Ni siquiera vas a tener un segundo para reaccionar realmente.
En cuestión de segundos, un tiburón lo agarró, metió su cabeza bajo el agua y luego lo soltó. Luego, otro tiburón le mordió el hombro, provocando una descarga de adrenalina que hizo que Wakeman se diera cuenta de que debía actuar rápidamente para sobrevivir.
Wakeman describió la mordedura del tiburón en su hombro como un puñetazo en la cara, pero con dolor y miedo. Afortunadamente, logró subir de vuelta a su barco, donde el capitán le aplicó un torniquete en la pierna.
Después de ser trasladado en avión para someterse a una cirugía en el centro médico St. Mary's en West Palm Beach, Florida, Wakeman se recuperó de sus heridas. El doctor Robert Borrego, traumatólogo que lo trató, estimó que el tiburón medía unos dos metros de longitud.
Aunque Wakeman admitió que podría tener pesadillas después del ataque, no planea dejar de pescar. De hecho, su intención es volver al mar lo antes posible.
La historia de Wakeman es un recordatorio de que, aunque los ataques de tiburones son raros, pueden ocurrir. Sin embargo, también es un testimonio de la resiliencia humana y la capacidad de superar incluso los obstáculos más aterradores.
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