- El restaurante Alamesa, sin cuchillos ni fuegos, pone en valor la inclusión laboral de personas con neurodiversidad
- Pionero en inclusión: Alamesa, el restaurante sin cuchillos ni fuegos que apuesta por talentos neurodiversos
- Un sistema de trabajo innovador
- Una oferta gastronómica competitiva
- Un quiebre de paradigma
El restaurante Alamesa, sin cuchillos ni fuegos, pone en valor la inclusión laboral de personas con neurodiversidad
En un innovador paso hacia la inclusión laboral, el restaurante Alamesa ha decidido eliminar los cuchillos y los fuegos de su cocina, creando un entorno de trabajo seguro y accesible para personas con neurodiversidad. Este pionero proyecto busca romper barreras y ofrecer oportunidades laborales a aquellos que, a menudo, enfrentan dificultades para integrarse en el mercado laboral debido a sus necesidades específicas. Alamesa se compromete a fomentar la diversidad y a demostrar que la inclusión no solo es posible, sino que también es beneficiosa para todos.
Pionero en inclusión: Alamesa, el restaurante sin cuchillos ni fuegos que apuesta por talentos neurodiversos
En Buenos Aires, Argentina, ha abierto sus puertas un restaurante revolucionario que está cambiando la forma en que se entiende la inclusión laboral. Alamesa es el nombre de este local que ha decidido apostar por talentos neurodiversos, brindándoles una oportunidad de desarrollo profesional y demostrando que es posible crear un entorno de trabajo donde todos se sientan cómodos.
El restaurante, que cuenta con la dirección ejecutiva de Sebastián Wainstein, nació de la idea del renombrado pediatra e infectólogo Fernando Polack, quien tiene una hija con autismo. La inquietud de Polack era encontrar una forma de que su hija y otras personas con necesidades similares pudieran ser parte de un proyecto que las integre a un trabajo.
Un sistema de trabajo innovador
Alamesa ha creado un sistema de trabajo que se centra en la integración, no en la exclusión. Todo está pensado para que las personas que trabajan aquí puedan sentirse en su lugar. Alamesa es para ellos y es el cliente el que de alguna manera tiene que adaptarse, comenta Wainstein.
La cocina del restaurante no cuenta con cuchillos, ya que la mercadería llega en porciones, y no hay fuegos, solo hornos muy seguros. Además, no hay ruidos ni voces, ya que las reservas y peticiones se efectúan mediante el teléfono móvil. De esta manera, cada uno de los trabajadores puede desarrollar todas las tareas, desde la producción hasta el servicio al cliente.
El equipo detrás de Alamesa incluye psicólogos y expertos en gastronomía que están atentos al funcionamiento del grupo y que deben cumplir una regla fundamental: prohibido intervenir.
Una oferta gastronómica competitiva
La misión de Alamesa no es solo atraer a su público por su peculiaridad, sino también ofrecer una buena y competitiva oferta gastronómica. El restaurante tiene una carta donde todos se sienten muy cómodos porque los chicos lo pueden hacer, porque la oferta es rica y porque es competitiva en términos gastronómicos, comenta Wainstein.
Entre las exquisiteces que se pueden degustar en Alamesa se encuentran la milanesa de lomo con patatas y ensalada, salmón al panko o bondiola con un ceviche de mango a la salsa de cerveza.
Un quiebre de paradigma
Wainstein expresa que Alamesa es un quiebre de paradigma porque estamos demostrando a la sociedad que existe un potencial muy rico en estas personas para poder, en términos capitalistas, explotar su fuerza laboral. Son muy buenos haciendo lo que hacen.
Sobre el futuro del proyecto, Wainstein explica que están desarrollando planes centrados en el asesoramiento porque la demanda es muy fuerte y en todo el mundo.
Alamesa es un ejemplo a seguir en términos de inclusión laboral y es una prueba de que, con un poco de creatividad y voluntad, es posible crear entornos de trabajo donde todos se sientan cómodos y valiosos.
Deja una respuesta