Las autoridades rusas han causado conmoción al amenazar a la madre de Alexei Navalni, líder opositor y crítico del Kremlin, con enterrar el cadáver de su hijo en la misma cárcel donde se encuentra detenido. Esta escalofriante advertencia se produce en medio de la preocupación por la salud de Navalni, quien se encuentra en huelga de hambre en protesta por las condiciones en las que está siendo retenido. La madre del activista, Yulia Navalnaya, ha denunciado que las autoridades buscan doblegar la lucha por los derechos humanos y la libertad de expresión que su hijo representa. Este nuevo giro en la situación ha generado una ola de indignación tanto a nivel nacional como internacional, con llamados a respetar los derechos fundamentales y a garantizar la integridad de los presos políticos en Rusia.
Las autoridades rusas han lanzado una advertencia a Liudmila Navalnaya, la madre de Alexéi Navalni, con respecto al destino del cadáver de su hijo. Según ha revelado Kira Yarmish, portavoz y colaboradora habitual del fallecido disidente ruso, las autoridades han amenazado con enterrar a Navalni en la misma cárcel donde murió si no aceptan llevar a cabo un funeral secreto.
Hace una hora, un investigador llamó a la madre de Alexei y le dio un ultimátum. O acepta un funeral secreto sin una despedida pública en un plazo de tres horas, o Alexei será enterrado en la colonia, ha indicado Yarmish a través de Twitter.
Yarmish ha destacado que la madre de Navalni está exigiendo el cumplimiento de la ley, que establece que los investigadores deben entregar el cuerpo en un plazo de dos días una vez determinada la causa de la muerte.
Según los documentos médicos firmados, estos dos días vencen mañana. Ella insiste en que las autoridades permitan que el funeral y el servicio conmemorativo se celebren de acuerdo a las costumbres, ha añadido en la mencionada red social.
El Servicio Penitenciario Federal del distrito autónomo ruso de Yamalia-Nenetsia anunció el fallecimiento de Navalni tras sufrir malestar durante un paseo. Moscú ha rechazado las críticas por su muerte y ha pedido esperar a los resultados oficiales de la autopsia.
El activista de 47 años había estado encarcelado desde su detención en enero de 2021, cuando regresó a Moscú desde Berlín, donde se había recuperado de un envenenamiento atribuido tanto por él como por los gobiernos occidentales al servicio de seguridad del presidente ruso, Vladimir Putin.
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