En el corazón de la naturaleza salvaje se encuentra La Ruta del Diablozulo, un sendero que invita a explorar la belleza oculta de la región. Este recorrido, aparentemente sencillo, sorprende a los visitantes con su magnífica recompensa al final del trayecto: una espectacular cascada que deja sin aliento a quienes tienen el privilegio de contemplarla en todo su esplendor. Esta ruta, conocida por su magia y misterio, representa un viaje hacia lo desconocido, donde la naturaleza se revela en todo su esplendor. Los aventureros que se atreven a adentrarse en este camino descubrirán la majestuosidad de la creación y la serenidad que solo se encuentra en los rincones más remotos de nuestro planeta.
Descubre la ruta fácil hacia la impresionante cascada de Diablozulo en Navarra
Cuando pensamos en cascadas, es fácil creer que solo las vamos a encontrar en lugares poco accesibles, con subidas exigentes y largas caminatas. También las imaginamos en rincones de alta montaña a los que se tarda mucho en llegar. Pero, para suerte de todos, esto no siempre es así. La cascada de Diablozulo, además de tener un nombre de lo más curioso y estar considerada como una de las más espectaculares de Navarra, tiene una gran ventaja: es muy sencillo llegar hasta ella. Por eso esta ruta está pensada para todos, desde niños pequeños hasta todos aquellos que no tienen mucho aguante, pero sí les gusta el contacto con la naturaleza.
Unos tres kilómetros prácticamente llanos y por un sendero bien marcado separarán el punto en el que dejes tu coche con la maravillosa cascada. Tal vez lo más complicado sea verla caer con agua, por lo que la primavera es la época más recomendada para visitar esta zona. Aun así, el paseo hasta la cascada es igual de maravilloso, por lo que recorrerlo siempre será un placer.
La cascada de Diablozulo se puede llegar desde varios puntos, pero el más sencillo y habitual es partiendo del pueblo de Yárnoz, situado a unos 15 minutos al sur de Pamplona. Esta zona está dominada por La Higa de Monreal, que con sus 1.289 metros sobresale en la parte central de Navarra. Por aquí es habitual encontrar a amantes del barranquismo, una de las actividades más populares, aunque no la única.
Ya en Yárnoz, un pequeño pueblo con una gran torre medieval, hay que ponerse calzado cómodo y tomar el sendero que te lleva hasta la cascada, el mismo que parte junto a la iglesia del pueblo. Pronto se adentra en un bosque cerrado con algún puente de madera y vallas bien acondicionadas. Al llegar a la parte final el sendero se divide y nos encontramos entre campos de cultivo. Pensarás que te has equivocado, pero no. El sonido del agua te avisará rápido de que tu destino está ya muy cerca.
Tras este corto paseo se llega de nuevo a una zona de bosque y, algo escondida, espera esta bonita cascada de más de once metros de altura. Al estar tan encajonada, cuando lleva agua cae con más fuerza y su sonido impresiona todavía más. Si la experiencia te ha sabido a poco, la ruta continúa hasta Monreal, desde donde también se puede comenzar y llegar a la cascada por otro sendero diferente.
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