El 2 de junio de 2014, el Rey Juan Carlos I sorprendió al mundo al anunciar su abdicación, poniendo fin a un reinado de 39 años en España. Esta decisión histórica sentó las bases para la proclamación de su hijo, Felipe VI, como el nuevo monarca del país. En este sentido, 17 días fueron suficientes para llevar a cabo un relevo sin precedentes en la historia de la monarquía española. En este artículo, repasaremos los eventos clave que condujeron a este cambio en el trono y reflexionaremos sobre el legado de Juan Carlos I y el inicio del reinado de Felipe VI, que ha marcado un nuevo rumbo para la monarquía española.
La Abdicación del Rey Juan Carlos: Un Proceso Histórico
El 2 de junio de 2014, los españoles asistieron a un hecho histórico. El Rey Juan Carlos anunció su abdicación tras casi 40 años de reinado. Su decisión, que fue resultado de un proceso preparatorio que se había realizado durante meses con el máximo secreto, abrió una nueva etapa llena de debate político que culminó, tras 17 días, con la proclamación de su heredero Felipe VI.
La Decisión del Rey
En su discurso de ese día, el último que dirigiría a los españoles desde el Palacio de la Zarzuela, Don Juan Carlos explicó que la decisión la había tomado en enero de ese año, tras cumplir los 76 años, porque consideraba que había llegado el momento de que una nueva generación, encarnada en el Príncipe de Asturias, más joven y con más energías, tomara las riendas.
Quiero lo mejor para España, a la que he dedicado mi vida entera y a cuyo servicio he puesto todas mis capacidades, mi ilusión y mi trabajo, remarcó, incidiendo en que el Príncipe de Asturias tiene la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una nueva etapa de esperanza.
El Proceso de Abdicación
Para llegar a ese anuncio en Zarzuela se habían vivido previamente meses de gran tensión para dar cumplimiento a la voluntad del monarca. El principal artífice de todo ello fue el entonces jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, el primero al que Don Juan Carlos trasladó que estaba sopesando abdicar.
Según Spottorno, la confirmación absoluta se produjo a finales de febrero o principios de marzo. En esos meses, reconoce Spottorno, seguramente lo tuvo que pasar mal, pero es un hombre de una gran fortaleza psicológica y en ningún momento mostró dudas una vez que tomó la decisión.
La Creación de un Grupo de Trabajo
A partir de ese momento la maquinaría echó a andar y lo que era una decisión personalísima del Rey que solo sabían unos pocos hubo de compartirse con unos pocos más para evitar que la noticia se filtrara antes de tiempo. Así, la Casa del Rey hizo saber de las intenciones del monarca al entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba.
La Aprobación de la Ley Orgánica
Para solventar todas las cuestiones relativas a la abdicación y el paso de poderes a Felipe VI, había que cumplir con un trámite estipulado en el artículo 57.5 de la Constitución, la aprobación de una ley orgánica que permitiera efectivamente al Rey abdicar.
La idea desde el principio, según Spottorno, fue que se tratara de una ley de artículo único y con una disposición final, sin abrir el melón a otras cuestiones relacionadas con la Corona, algo de lo que también les disuadió Rubalcaba, consciente de que sería más complicado para los socialistas dar su visto bueno.
La Fecha y el Momento Elegidos
Para todo ello, este grupo de trabajo debía decidir también en qué momento se anunciaba la decisión del monarca. Se pensó que lo ideal era después de las elecciones europeas del 25 de mayo y antes de verano, dado que las Cortes harían su parón estival.
La Abdicación y la Proclamación de Felipe VI
Tras anunciarse la abdicación, que también fue anunciada por el presidente Mariano Rajoy, se puso entonces el proceso en marcha para probar la ley que se había estado elaborando y dar paso al nuevo rey.
La ceremonia solemne de abdicación se produjo definitivamente el 18 de junio en el Salón de Columnas del Palacio Real. Ante unos 150 invitados en representación de las principales instituciones del Estado, Don Juan Carlos, que acudió con un bastón y con visibles problemas para caminar, sancionó y promulgó la ley orgánica.
Al día siguiente tendría lugar el último acto, en el que ya Don Juan Carlos no estaría presente, la proclamación de su hijo como Rey.
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