La alarmante noticia sobre el aumento del 55% en las agresiones sexuales a menores en tan solo cinco años ha generado gran preocupación en la sociedad. Estos actos atroces se caracterizan por su gravedad, su creciente frecuencia y las secuelas duraderas que dejan en las víctimas. Es imperativo que se tomen medidas contundentes para proteger a los niños y niñas, quienes se encuentran en un estado de vulnerabilidad extrema ante este tipo de delitos. La sociedad en su conjunto debe unirse para combatir esta lamentable realidad y trabajar en la prevención de estos abusos, así como en la contención y apoyo a quienes han sido afectados. Es necesario crear conciencia y promover un ambiente seguro para nuestros menores, donde puedan crecer y desarrollarse sin temor.
Alarmante aumento del 55,1% en agresiones sexuales a menores en cinco años
Las agresiones sexuales a menores de edad se dispararon un 55,1% de 2019 a 2023. Y no solo eso, sino que además fueron más graves, más frecuentes y mucho más duraderas. Un estudio de la Fundación ANAR alerta de una tendencia creciente de este tipo de agresiones, que se han disparado un 353% en los últimos 15 años.
Agresiones sexuales a menores se vuelven más graves, frecuentes y duraderas
El estudio revela también que ocho de cada diez agresores son conocidos de la víctima y, la mitad, miembros de su propia familia, al tiempo que advierte de un peso creciente de las nuevas tecnologías en este tipo de violencias.
Estudio revela tendencia creciente de agresiones a menores en España
El estudio —Agresión sexual en Niñas y Adolescentes según su testimonio. Evolución en España (2019-2023)— analiza los 4.522 casos de niños y adolescentes que atendió ANAR a través de su línea de teléfono y chat online de ayuda, y concluye que casi ocho de cada diez víctimas eran niñas y adolescentes, siendo la media de edad de 12,5 años.
Más de la mitad de las víctimas sufrieron tocamientos de zonas del cuerpo, que, según ha subrayado Diana Díaz, directora del teléfono y del chat ANAR, no dejan una huella física, pero sí que la dejan a nivel emocional. Además, cerca de dos de cada diez padecieron agresiones sexuales con penetración.
Los resultados evidencian también un empeoramiento de todos los parámetros. Los casos en los tres años analizados se agravaron (los de gravedad alta subieron 13 puntos) y fueron más urgentes (subida de 27 puntos).
El perfil del agresor es el de un varón (en el 94,3% de los casos lo fueron), mayor de edad (78,6%), y conocido de la víctima (79,5%). De estos, el 50,3% pertenecía a su propia familia, siendo el padre o el padrastro la figura más frecuente (27,9%).
La Fundación alerta también sobre un mayor peso de las tecnologías, que estuvieron involucradas en un 44% de los casos (21,6% más que en 2008), con fenómenos como el grooming o el sexting no consentido.
¿Las consecuencias? Problemas de salud mental, mayoritariamente (68,6%), que se manifiesta con miedo, agresividad, ira, trastornos del sueño, conductas suicidas, autolesiones, trastornos alimentarios y depresión.
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