El gato mandalay, una variante exótica con colores sólidos del burmés

En la esfera felina, el gato mandalay emerge como una variante cautivadora que destaca por sus colores sólidos y su elegante porte, proveniente de la raza burmés. Esta nueva variante, que ha despertado el interés de los amantes de los felinos, presenta una combinación única de tonalidades vibrantes que resaltan su belleza exótica. El gato mandalay se distingue por su pelaje brillante y su carácter dócil y cariñoso, convirtiéndolo en una compañía ideal para hogares que buscan la armonía y la elegancia en sus mascotas. Su presencia en el mundo de las razas felinas ha generado gran expectación y admiración, consolidándose como una opción fascinante para quienes buscan la distinción y la originalidad en sus compañeros de cuatro patas.

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Descubre al exótico gato mandalay, una variante sólida del burmés

Los mandalay reciben su nombre de una ciudad de Myanmar, antes Birmania, como guiño a la ciudad de origen del burmés, una de sus razas fundadoras. La raza mandalay se originó en Nueva Zelanda a raíz de un cruce accidental a principios de la década de 1970 entre un gato burmés de color crema y un gato sin raza rojo tabby. La camada resultante, con colores sólidos muy llamativos, despertó el interés de criadores locales. Sin embargo, el programa de cría oficial del mandalay no comenzó hasta 1988, después de otro cruce accidental entre un gato burmés de color foca y un gato negro sin raza.

La Asociación Felina de Nueva Zelanda permite la cría entre mandalay y burmeses, lo que significa que en una camada pueden nacer gatitos de ambas razas. La principal diferencia entre ellos radica en el color de su pelaje y ojos, determinada por un gen específico. Los burmeses llevan el gen ‘cbcb’, que transforma su color de pelaje, mientras que los mandalay tienen el gen ‘CC’.

Los misteriosos orígenes de los mandalay, gatos con colores sorprendentes

Los misteriosos orígenes de los mandalay, gatos con colores sorprendentes

Por ejemplo, un gato burmés de color foca (llamado ‘seal’ en inglés) es genéticamente negro. Sin embargo, debido al gen albino cbcb, su pelaje se transforma en el intenso marrón oscuro conocido como foca. En cambio, un gatito mandalay sin el gen ‘cbcb’ nacerá completamente negro. La raza mandalay se registró en la Asociación Felina de Nueva Zelanda en 1990.

En términos de salud, debido a la juventud de la raza, aparentemente son saludables, aunque al proceder de los burmeses, cabe suponer que se enfrentan a las mismas predisposiciones que la raza fundadora, como es la susceptibilidad a desarrollar diabetes felina o trastornos endocrinos por niveles bajos de potasio.

Más allá de la diferencia de color de pelaje y ojos, el mandalay mantiene el mismo carácter que los burmeses. Son sociables, dóciles y confiados con su núcleo familiar y con extraños. Se adaptan sin ninguna dificultad a la convivencia con niños y otros animales, pero no responden bien a los ambientes excesivamente ruidosos.

Marina Ramírez

Soy Marina, una autora apasionada por la actualidad nacional española. En Diario Online, un periódico independiente, comparto mis análisis y opiniones sobre los eventos más relevantes de nuestro país. Con mi pluma perspicaz y mi compromiso con la verdad, busco ofrecer a los lectores una visión objetiva y completa de la realidad que nos rodea. ¡Acompáñame en este apasionante viaje a través de las noticias más importantes de España!

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