La relación entre el agua que consumes y la pérdida de peso es un tema de creciente interés en el ámbito de la salud y la nutrición. Diversos estudios han destacado la importancia de la hidratación en el proceso de adelgazamiento, demostrando que beber suficiente agua puede contribuir de manera significativa a la quema de calorías y al control del apetito.
El consumo adecuado de agua no solo ayuda a acelerar el metabolismo, sino que también facilita la eliminación de toxinas, favoreciendo así la eliminación de grasa corporal. Por tanto, incorporar hábitos de hidratación saludables en nuestra rutina diaria puede ser clave para alcanzar y mantener un peso saludable.
El agua no es la solución mágica para bajar de peso, según expertos
Existe la creencia popular en España y en otros países de que incrementar el consumo de agua puede ayudar con la pérdida de peso. Particularmente, se dice a menudo que esta estrategia puede ayudar a aumentar la saciedad y la quema de calorías y a reemplazar alimentos muy calóricos, como las bebidas azucaradas.
Sin embargo, la realidad detrás de esto es compleja. En realidad, la evidencia científica no permite determinar que el agua en sí misma nos pueda ayudar a perder peso; los beneficios, no obstante, pueden ser más indirectos.
Es cierto que el consumo de agua se asocia con un aumento en la actividad simpatética, que activa parámetros como la frecuencia cardíaca o el metabolismo.
Beber agua, afirma un estudio publicado en el medio especializado Current Obesity Reports, sí que podría ayudar a aumentar la tasa metabólica y la cantidad de calorías que quemamos, aunque las evidencias procedentes de estudios con condiciones que imiten el mundo real son poco concluyentes.
Por otro lado, una revisión de la literatura en 2019 publicada en Nutricion Hospitalaria encontró que efectivamente un mayor consumo de agua se asociaba a una mayor pérdida de peso cuando el agua era la bebida de elección, lo que una vez más sugiere que no es el consumo de agua en sí mismo lo que nos ayuda a perder peso sino, más bien, el dejar de consumir otras opciones más calóricas.
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